𝖢𝖺𝗉𝗂́𝗍𝗎𝗅𝗈 𝖼𝗎𝖺𝗍𝗋𝗈: 𝖤𝗅 𝖾𝗇𝖼𝗎𝖾𝗇𝗍𝗋𝗈

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La noche caía, la Luna brillaba intensamente iluminando el rostro de un chico que lloraba en silencio sin parar.

El llanto se debía al ardor que tenía en ambos brazos después de que el decimosexto azote le hiciera sangrar, y como siempre, huía hacia la azotea mientras todos dormían, subía para contarle a su papá YeonJun lo que le habían hecho y pedía su consuelo. La noche era su mejor hora para desahogarse ya que a esa hora podía ver con claridad a sus dos padres y sabía que lo escuchaban como nadie más podía llegar a hacerlo.

Aveces lloraba hasta que las lágrimas cesarán u otras veces se quedaba hasta que sus papás se fueran mientras cantaba en tono bajo su canción, esa que HyunJin escribió especialmente para Ni-ki cuando su perrito murió y descubrió que su pequeño hijo tenía una obsesión por las estrellas, siempre decía que ahí estaba su perrito.

Esa noche no sería una excepción, estaba ahí para contarles lo que había pasado, pero fue interrumpido en cuanto escuchó a alguien subir los últimos escalones hacia la puerta, por lo cual se escondió lo más rápido que pudo en un lugar cerca de dónde estaba sentado. Se asomó un poco de su escondite para ver quién era, sin embargo, le era imposible.

Quedó atónito al ver la silueta, por más que intentaba no lograba identificarla, tampoco era buena idea quedarse a averiguarlo, aún así lo hizo así que se asomó un poco más aún sin salir por completo del lugar; por un momento se le congeló la respiración al percatarse de que aquel individuo se había dado cuenta de su presencia y ahora se dirigía a su escondite, Riki inmediatamente volvió a esconderse mientras se aferraba con fuerza a sus piernas rezando para que no se metiera en problemas y recibiera más azotes.

ㅡ ¿No te han dicho que espiar a los demás está mal?

Ni-ki pudo escuchar una voz masculina que era totalmente desconocida el cual lo alumbraba con la lámpara de su celular, gracias a esta noto que tenía un pantalón de seda y unos tenis, algo sin duda raro, pero le causaba demasiada curiosidad.

ㅡ Yo- emh... No lo estaba espiando... Estaba aquí primero que usted, señor. ㅡ Dijo antes de que quisiera ver al chico, pero la luz del celular le cegará la vista haciendo que de nuevo mirará hacia el suelo.

ㅡ ¿¡Señor!? ¿Tan grande me veo? ㅡ Mencionó en un tono de indignación finguida, en realidad estaba acostumbrado a que le llamaran así.

ㅡ No quise ofenderlo, es decir, ni siquiera puedo verlo. ㅡ Su voz sonaba nerviosa y aún se notaba lo quebradizo de la misma.

El chico de los pantalones de seda con unos Converse (sí, tipo Run Star Hike) se percató casi de inmediato que Riki estaba llorando, así que se agachó para acercarse con delicadeza. Tal vez por reflejo, el castaño se aferró aún más a sus piernas, pegando su frente contra las rodillas como si este fuera a ser golpeado.

ㅡ Ey... Tranquilo, no te haré nada, está bien ¿sí? Me llamo Christopher Bang, pero solo dime Bang o Chris. ㅡ Tomó al que se encontraba en el suelo sentado por los hombros en una especie de abrazo como consuelo, mientras la luz del celular alumbraba su cabello castaño.

Un silencio se apoderó del lugar por unos minutos, hasta que Ni-ki habló.

ㅡ Nishimura Riki. ㅡ Alzó levemente el rostro. ㅡ Me llamo Nishimura Riki, un gusto, Bang. ㅡ Alzó la mirada para poder ver el rostro de Chris gracias a que ya no tenia la luz cerca y sin duda era el chico más lindo que había visto en toda su vida, la sonrisa que había dibujado en su rostro le hacía sentir una paz inexplicable, una que jamás había sentido.

Ni-ki fingió no saber quién era, pero lo sabía bien porque luego de haberlo visto en el pasillo por la tarde no pudo evitar investigar sobre él. Lo había visto en instagram gracias a las fotos que subía su hermano ChangBin y ambos se veían bastante bien en las fotos, pero Bang se veía más guapo en persona, parecía una verdadera estrella. Le fue inevitable no quedarse unos segundos observando sus rasgos tan definidos, observó todo lo que no pudo en el pasillo en donde se habían encontrado por primera vez.

ㅡ Bien, Riki, ¿qué haces aquí tan noche? Son las 12:35, deberías estar durmiendo. ㅡ Ayudó un poco a que se levantará del suelo y cuando estaba de pie apagó su linterna.

ㅡ Dime Ni-ki, y bueno... Observaba las estrellas. ㅡ Apuntó con el dedo índice hacia el cielo, justo en donde se encontraban las estrellas de sus padres.

Gracias a esto y la luz que había en el orfanato desde la parte de abajo Chris pudo notar las marcas en sus brazos.

ㅡ Ni-ki, ¿qué te pasó? ¿Te hiciste esto tú? ㅡ Lo miró con preocupación y tomó el brazo izquierdo del menor, el cual era el más dañado.

ㅡ Ah, bueno, fue mi castigo por defender a mi mejor amiga, pero esta bien, se curarán solas. ㅡ Se soltó de su agarre con rapidez, de la misma forma las tapó con las mangas de la playera que traía.

ㅡ No, no está bien, están sangrando y no las tapes o se te infectarán. ㅡ Suspiro con preocupación. ㅡ ¿Sabes qué? Esperame aquí, no tardaré.

Después de esto Bang se fue, y por alguna extraña razón Ni-ki lo esperó aún sabiendo que podía ser su oportunidad perfecta para irse. Volvió a tomar asiento en donde estaba antes de que fuera interrumpido, y se descubrió las heridas, Chris no tardó mucho en volver con un pequeño kit de emergencias el cual tenía lo necesario para curar heridas no tan graves.

El mayor de sentó a un lado de él, y comenzó a curar cada herida con suma delicadeza para no provocar más dolor. En cuanto terminó de curarlo, Chris comenzó a hacer preguntas las cuales Riki contestaba sin pesades alguna.

Esa noche en particular fue la primera que no lloró hasta casi el amanecer, al contrario, Bang lo hizo sentir mejor, lo hizo reír tanto que le dolía el estómago y lo hizo olvidar por un momento el dolor. Era la primera vez que se reía por felicidad pura, y se sentía bien, por fin pudo encontrar su razón de reír.

Así empezó la historia de un romance, uno que dejó marcado a uno de los dos, aquel tipo de amor que se impregna en la piel para no irse.

Un romance en donde el destino se encargo de unirlos y el mismo se encargará de separarlos.

© 𝘽𝙗𝙤𝙠𝙠𝙖𝙧𝙮

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