Little Star

𝖢𝖺𝗉𝗂́𝗍𝗎𝗅𝗈 𝗈𝖼𝗁𝗈: 17 𝖽𝖾 𝖭𝗈𝗏𝗂𝖾𝗆𝖻𝗋𝖾

Después de esa noche ninguno tuvo el valor de hablarse. Ni-ki estaba lo suficientemente lastimado para que cada que lo viera solo agachar la mirada tratando de no llorar, mientras que Chan no sabía como acercarse y pedirle perdón.

Chris se sentía el peor ser humano, sabía que lo que había hecho estaba mal pero no sabía como solucionarlo. Tenía tantas cosas en que pensar, tanto cargo en los hombros... A veces él mismo se olvidaba que solo tenía diecisiete años, aún era un adolescente pero tenía que comportarse como un adulto. Faltaba casi un mes para su cumpleaños número dieciocho aunque no tenía cabeza para pensar en eso. La presión de su padre era constante, su madre solo le llamaba para decirle lo decepcionada que estaba de él, Giselle no paraba de recalcarle que siempre tendría la razón y que por fin estaba cobrando consecuencia sus actos. Chris se sentía cansado, era demasiado para él, simplemente ya no podía ni quería seguir. Ahora, él... Su precioso novio lo hacía mantenerse, pero en ese momento no era así, Ni-ki parecía querer irse de su lado.

Claro que el menor estaba en todo el derecho de hacerlo. Chris no dejaba de pensar como todas las palabras y los golpes que en algún punto le dio a Ni-ki llevaban la contraria del amor que sentía por él. Sus arranques de ira lo estaban alejando de la persona que más amaba en el mundo. Su sol, su razón de vivir estaba siendo alejado por él mismo.

Tal vez... Tal vez si nada de eso hubiera pasado, si no hubiera existido todo sería mejor. Ni-ki jamás lo habría conocido, jamás hubiera sufrido por su culpa y mucho menos lo hubiera lastimado, porque no se puede extrañar algo que jamás se tuvo.

La presión de la escuela, la sociedad, sus padres y Giselle, esa maldita mujer, lo estaban consumiendo. Le estaban robando la vida que por fin había conseguido, pues antes de Ni-ki no tenía una vida, al menos él no lo consideraba así, solo existía por instinto. Porque no puedes llamar vida a algo que solo se hace por impulso, no a la que él tenía; por fin había encontrado una razón, había encontrado el sentido de la vida y ahora se lo estaban quitando.

Eran demasiados pensamientos para alguien que aunque estaba acostumbrado a tener ese peso, por un momento deseaba ser libre, volar tal cual mariposa, sentir la libertad por una vez en su vida. Algo que no se podía permitir y el solo hecho de añorarlo se sentía estúpido. Pero Christopher solo era un niño, muy en su interior había un niño frustrado necesitado de amor y atención; también había un adolescente que quería ser escuchado, aunque nadie tenía el tiempo para hacerlo.

Bang solo era un niño que no podía con todo. Siempre hay un límite para cualquier cosa, y él había llegado al suyo. Tanto silencio, los sentimientos reprimidos eran su propia muerte. Su corazón estaba ahogado en tanto llanto retenido.

Él había muerto. Estaba muerto en vida. Probablemente murió desde que era un niño, pero como no hubo sangre nadie lo notó.

[...]

Ni-ki estaba llegando de la escuela, estaba algo agotado pues era semana de evaluaciones. Afuera del departamento había un carro negro, era un Audi R8, le pertenecía a Chritopher, en cuanto lo vio sintió un vacío en el estómago; la presencia de ese auto era una mala señal para él.

Al entrar a la casa supuso que Chris había llegado, pues la puerta principal no tenía seguro. En la mesa de la sala estaba su peluche, el elefantito que le había regalado su padre YeonJun, al verlo casi se paralizó, ya no tenía la mancha de sangre que había quedado en su patita, estaba básicamente como nuevo, junto a él había un sin fin de papeles y encima de todo eso un sobre color café, en una orilla del sobre venía la firma de su novio junto a un pequeño corazón dibujado. Ni-ki sintió un frío recorrerle la espalda, algo no estaba bien.

ㅡ ¿Chris? ㅡ Empezó a llamar mientras dejaba el peluche en la mesa y su mochila a los pies de la misma.

Al no tener respuesta su corazón comenzó a latir con fuerza, por alguna extraña razón sentía miedo.