Capítulo 17

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La chica era un poco rara, no estaba bien de la cabeza y se notaba a kilómetros.

[...]

─ ¿Cómo que no puedes decírnosla? -le preguntó Stiles sentándose al lado de Lydia en la camilla de enfrente, decía que no podía decirnos la otra clave y eso estaba estresando a Lydia.

─ Sólo queremos la tercera clave -le dijo Lydia, Parrish estaba en la puerta, supervisando todo por si pasaba algo.

─ Nos la puedes dar en números, letras, jeroglíficos, como prefieras -dije arrodillándome a su lado, con tipo de personas como ella siempre fui muy suave.

─ No puedo -volvió a decir mirando a Stiles y a Lydia y luego a mi.

─ ¿Por qué nos diste la segunda? -le preguntó Lydia confusa.

─ Quería ayudar -nos dijo moviendo la cabeza-. Eso quiero hacer, quiero ayudar.

─ Pues ayúdanos -le dije suavemente sonriendo.

─ Danos la tercera clave -dijo Lydia, estaba notando que se estaba alterando, no quería que pasase nada.

─ Las cosas han cambiado. No puedo -dijo con los ojos cristalizados.

─ ¿Por qué no? -le preguntó sin paciencia Stiles.

─ Chicos -dije a la vez que Parrish.

─ Tranquilos con ella -les avisó Parrish.

─ Lo siento -dijo Meredith-. No puedo. Él no quiere que os la dé -me dejó confundida con esa frase, ¿conocía al benefactor?.

─ ¿Quién es él? -le preguntó Stiles.

─ Meredith -la llamó Lydia-. ¿Quién no quiere que nos des la tercera clave? -le preguntó.

─ El Benefactor -dijo después de unos segundos en silencio, me quedé helada, ella sabía quien era pero no quería presionarla.

─ ¿Cómo se llama? -le preguntó Lydia levantándose, me levanté yo también y me puse delante de Meredith.

─ Tranquila Lydia -le advertí poniendo una mano hacia delante, una vez que la vi tranquila me puse a un lado, sentada al lado de Meredith.

─ Podrías decirnos su nombre -le volvió a decir Lydia moviendo la mano.

─ Estás moviendo la cabeza -le dijo Stiles mirándola-. ¿Eso qué significa: que no sabes o que no quieres ayudar? -le preguntó.

─ No puedo ayudaros -nos dijo moviendo la cabeza y con lágrimas en los ojos, estaba alterándose mucho, no tenía buena pinta.

─ ¿Cómo lo conoces? -volvió a preguntarle Lydia histérica.

─ Chicos, será mejor que paremos -dijo Parrish al ver como Meredith empezaba a mover la cabeza de un lado a otro llorando, me alejé y me puse cerca de Parrish por si acaso.

─ Si no nos cuentas morirá gente -le decía Lydia presionándola más.

─ No lo sé, no lo sé -dijo Meredith poniendose más alterada, su cabeza parecía que iba a despegarse de su cuerpo al moverla tan rápido.

─ Por favor -dije queriendo parar todo e irme, no quería hacer sufrir más a Meredith.

─ No te preocupes -le dijo Parrish intentando tranquilizarla.

─ Por favor -dijo esta vez Meredith, parecía que alguien estaba dentro de su cabeza-. No lo sé -empezó a gritar, yo estaba un poco asustada, no veía esto todos los días.

─ Meredith -la llamó Parrish.

─ He dicho que... ¡no lo sé! -gritó haciendo que me echase hacia atrás agarrando mis oídos, sentía como si me hubiese reventado el tímpano, miré a Lydia y le sangraban los oídos.

─ ¿Estás bien? -me preguntó Parrish preocupado, asentí con la cabeza pero Lydia y Stiles me miraron.

─ Tu oreja -me dijo Lydia, llevé mi mano a ella y noté algo líquido, miré mi mano y vi sangre, como Lydia, pero era negra, me asusté y los miré asustada.

Salimos de allí, me quedé quieta haciendo que los tres volteasen a verme, escuché un rugido, uno que conocía bien y que pedía ayuda, era Liam, estaba en peligro, sentí mi boca arder y miré a los presentes.

─ Tengo que ocuparme de un asunto, nos vemos -dije sin dejar que hablasen y salí corriendo.

Me metí en el bosque para buscar a Liam, no encontraba su aroma por ninguna parte, me concentré en todos los olores y en como olía Liam, a fresas y colonia de hombre. Lo distinguí por lo que empecé a correr más rápido, escuché pasos detrás mía, giré la cabeza y vi a mi hermano Scott, corrimos los dos y llegamos a un pozo donde se escuchaban quejidos dentro. Me asomé y antes de que Liam volviese a caer lo agarré junto a mi hermano sacándolo.

─ ¿Estás bien Liam? -le preguntó mi hermano agarrándolo, yo tenía lágrimas en los ojos por dos razones, la primera: porque no quería que muriese y la segunda:por haberlo dejado solo y no haber ido con él, me sentía culpable.

Aparté a mi hermano y abracé a Liam con fuerza siendo correspondida por él, empecé a llorar y encondí mi cabeza en su cuello sollozando, me dolía saber que estaba así por mi culpa. Después de unos minutos cuando me tranquilicé me separé y lo miré a los ojos.

─ La próxima vez te acompaño -le dije secándome las lágrimas, él solo intentó sonreirme pero no le funcionó, suspiré tranquilizándome y me separé para que lo abrazase Scott.

─ Estás bien -dijo mi hermano abrazándolo.

[...]

Pusimos a Liam en la camilla de la veterinaria y Scott le sacó la camiseta, en otro momento me hubiese sonrojado, pero ahora solo quería que se curase. Deaton cogió un bisturí e hizo lo mismo que con Brett, una incisión en el pecho, donde salió un humo amarillo permitiendo a Liam respirar.

─ No quiero seguir viendo morir a más gente -dijo Scott con una mirada triste.

─ No sé si tienes elección -dijo el señor Argent mirando a Liam.

─ Puede que sí -dije metiéndome en la conversación, me miraron por un momento y después a Liam de nuevo.

─ Esa carga es inmesa, chicos -nos dijo Deaton en desaprobación.

─ No me importa -dijo Scott mirándolo-. No morirá nadie más -sentenció.

─ Todos los que salen en esa lista negra -comencé a hablar-. Independientemente de si son wendigos, hombres lobo, o lo que sea -hice una pausa para volver a hablar, el señor Argent me miró-. Vamos a salvarlos a todos -miré a Scott quien asintió con la cabeza en señal de que estaba de acuerdo.

[...]

Cuando el señor Argent y Scott salieron fuera yo me quedé dentro, quería preguntarle a Deaton si sabía algo sobre lo que soy.

─ Deaton -lo llamé y se giró ya que estaba ordenando unas cosas.

─ ¿Quieres saber si sé lo que eres? -me preguntó sonriente.

─ Es que una mujer lobo no soy, una coyote menos y un wendigo tampoco -le dije.

─ ¿Puedes describirte un poco cuando estás transformada? -me preguntó.

─ Por lo que me dijo Kira de aquel día en la casa del lago... -hice una pausa-., que mis ojos son de un azul y que mi piel cambia, con algunas manchas negras y azules -dije, él se quedó pensando un rato hasta que se dio la vuelta y de un cajón sacó un libro antiguo.

─ No suele haber casos como los tuyos..., pero a lo mejor en el bestiario aparece algo, llévatelo a casa y leélo, cuando encuentres lo que eres ven de nuevo -dijo dándome el libro, asentí y me despedí, tendría grande trabajo.


𝚆𝚒𝚕𝚍 (𝚃𝚎𝚎𝚗 𝚆𝚘𝚕𝚏)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora