AGRIDULCE (Tokyo Revangers) +18

CAPÍTULO 5

POV Nana

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Rompo con frustración un jarrón de la sala de juntas, grito furiosa y señalo a ese detestable hombre que se encuentra frente a mi

- ¡¿POR QUÉ MIERDA LO HICITSE?!

- ¿Huh? ¿Hacer qué?

- No te hagas imbécil Kisaki.... - una lagrima traicionera broto logrando que la quite con enojo - ¡¿CREISTE QUE NO ME IBA A ENTERAR?!

- No se de que me estas hablando Nana

- ¿Por qué le pediste a Akkun hacer algo tan inhumano?

Alza los hombros restándole importancia

- No es algo que te incumba - se para de su asiento y camina lentamente hacia mi - Hare como que nunca me levantaste la voz... serás importante en la organización y líder pero no cruces el limite conmigo Nana, tu siempre estarás un lugar abajo que yo...

- ¡¿No dirás nada?! ¡CONTESTA DE UNA PUTA VEZ MANJIRO!

- Como dijo Kisaki... no te incumbe Nanami

- No te atrevas a hablarme así o de verdad tendremos problemas

- No entiendo cual es el problema de todo esto

- ¡ES EN SERIO! ¡MATO A HINATA Y AKKUN! - me acerco furiosa a Mikey que me ve sin alguna pisca de tristeza o remordimiento

- Una vida más, una vida menos ¿Qué importa?

- ¡VETE A LA MIERDA!

Camino hacia la salida, cuando estoy por tomar el pomo Kisaki me habla con seriedad, pero con un tono que cualquiera sabría que es burla.

- Recuerda que no importa cuantas veces intentes huir no podrás escapar de la realidad Nana, tú no puedes hacer NADA sin Mikey y sin mí. Espero te vaya quedando claro

Salgo azotando la puerta, los guardias que se encontraban fuera de la sala de reunión hacen una reverencia asustados.

- Tranquilos, levanten la cabeza muchachos - lo hacen y me dedican una sonrisa

Empiezo a caminar y dos de mis hombres más fieles, mis manos derechas caminan detrás de mí.

- Ren... Ringo... - los chicos se acercan rápidamente - Preparen el auto, vamos a salir

- En seguida

→→→

Mis manos sudan demasiado, siento que el corazón se me va a salir del pecho. Si no tuviera a varios de mis hombres a mi alrededor puedo jurar que lloraría como una cría, me siento sola y cansada.

- ¿Va a bajar señorita?

- Si... - me limpio las manos con las mangas de mi chamarra, carraspeo la garganta - Vamos... - bajo del auto y miro con miedo el edificio