La semana de espera pasó con total tranquilidad y como Izuku ya lo presentía, este había pasado el examen sin ningún problema aunque en el apartado teórico pasó por los pelos pero en el práctico lo remontó.
Gracias a su contacto con Klaus, se le mandaron un par de zapatillas rojas reforzadas con las que ya podría evitar el sobrecalentamiento, sin embargo, dados los lineamientos de la escuela, tenía que pedir un permiso al director de la academia para poder llevarlas... Estúpida burocracia.
Afortunadamente para él, se le otorgaron sus renovados permisos para usar su quirk en público y la licencia de conducir por lo que no tendría que ir a pie o en metro.
Izuku: Pero mira nada más esta belleza... ¿Acaso estás soltera, nena?
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Sin más, el pecoso acomodó su uniforme, tomó su casco y encendió la moto.
El sonido era tan satisfactorio para él que no podía evitar sonreír aún con el casco puesto por lo que no perdió más tiempo y condujo hacia la UA.
[ Estás escuchando: Ain't no rest for the wicked - Cage the Elephant ]
El viaje era cuanto menos relajante, el aire moviendo su saco, las personas que pasaban alrededor y miraban la estela del chico.
Por el camino presenció un robo y sin decir ni una sola palabra hizo un símbolo de un círculo y jaló hacia atrás como si fuese una cuerda, paralelamente, en los tobillos de los criminales se manifestaron aros llameantes que fungieron como grilletes, seguido de eso el pecoso hizo un gesto de cuerda y lanzamiento lo que ocasionó que los apresados fuesen levantados y colgados a un poste por los tobillos.
Tras eso, siguió su camino sin ningún inconveniente mientras los civiles tomaban fotos de lo sucedido, una mayoría lo atribuyó a Endeavor mientras que unos pocos al pecoso.
La academia cada vez más se encontraba cerca pero por ello no significaría que los crímenes no cesarían, un par de cuadras (concretamente en un callejón) un grupo de tres matones estaban golpeando a un pobre oficinista, izuku no lo pensó dos veces y en un movimiento arriesgado apuntó con su brazo derecho al callejón y jaló con su mano izquierda hacia atrás como si de una ballesta improvisada se tratase.
Tres líneas de fuego se manifestaron y rápidamente las soltó, acertando de lleno y quemando de por medio a los matones.
Sin siquiera revisar el estado de esos tipos, las manos de Izuku volvieron a las manijas de la moto y retomó el viaje.
De nueva cuenta los civiles tomaban fotos y vídeos de lo sucedido, después de todo, no es muy común ver que un estudiante tenga ese tiempo de reacción y destreza.
Un par más de inconvenientes y el pecoso finalmente llegó a su destino... Lo que iba a ser un viaje relajante, se transformó en un viaje cuanto menos fastidioso para él.
