Capítulo Tres: La extraña decisión de Miguel.

1.9K 238 140
                                    

—Que agobio me ha entrado de repente, me voy a fumar un cigarro a ver si se me pasa. —Habló Flora consigo misma. —Pravirt, cielo, ¿sabes dónde venden tabaco por aquí? —Le preguntó al mencionado.

—Creo que en la esquina de esta calle había una tienda. —Le indicó señalando en esa dirección con el dedo índice.

—Gracias, cielo, ahora vuelvo. —Le agradeció con una sonrisa yendo hacia allí.

—¿A dónde vas? —Le interrogó una mujer embarazada que había llegado a por ellos.

—Lo acabo de decir, a comprar tabaco, me ha dado ansiedad todo esto. —Explicó sin siquiera girarse a mirarla.

—Miguel está esperando. —Informó ella. De hecho, había venido específicamente para llevarlos con él.

—Pues que espere un poco más. —Ordenó autoritaria, siempre intenta ser amable y no sonar grosera, pero el estrés es algo que la vuelve irascible. —Niños no fuméis, es muy perjudicial para vuestra salud. —Advirtió al recordar que había menores ahí y que ella tenía que darles ejemplo, o eso era lo que ella pensaba.

Y así fue cómo se marchó hacia el estanco a comprar un paquete de tabaco, sin que le importase una mierda todo lo demás.

—Me agradas. —La alagó otro Spider-man, uno con una cresta, que había llegado con la mujer embarazada.

—Gracias, otro Spider-man. Sois muchos superhéroes, tendré que ir al Walmart a comprar más pegatinas. —Sí, le había puesto las pegatinas de estrella a todos, menos a la mujer embarazada, ella se negó rotundamente.

—Soy Spider-punk. —Se presentó formalmente.

—¡Oh! Encantada de conocerte, soy Flora. Te llamaré Punky, ¿te parece bien? —Le propuso un apodo cariñoso.

—Está cool. —Dijo en el mismo tono calmado en el que llevaba hablando todo ese tiempo.

—¿La guitarra es un complemento o estás en una banda? —Preguntó curiosa al fijarse en el instrumento que llevaba con él.

—Si, estoy en una.

—¡Qué bien! Mi hijo también está en una banda, es el vocalista principal. —Informó emocionada recordando que pronto darían su primer concierto.

Y así siguieron hablando por un largo tiempo, porque luego de comprar en la tienda regresaron a sentarse al borde de un techo, para seguir con su interesante conversación.

La verdad, tampoco le importaba mucho que ese tal Miguel les estuviese esperando.

—Maté a la pobre manchita. O sea me llamó zorra y quería matarme, pero en el fondo tenía buen corazón, ¿sabes? —Confesó dando una calada al cigarrillo.

—Siempre se van los mejores. —Le dio la razón Hobie, así es como se llamaba en realidad Spider-punk, en forma de consuelo.

—Era de los que siempre saludaba, después te secuestraba, pero la intención es lo que cuenta. —Comentaba lo efectivamente acababa de pasar hace escasos minutos.

—Quédate con los buenos momentos que viviste con él. —Dijo dándole unas palmadas en el hombro.

—Ojalá ahora esté en paz. —Deseó mirando hacia el cielo, a lo que Hobie la imitó mirando en la misma dirección.

—¿Nos podemos ir ya? Miguel lleva esperando más de media hora... —Pidió Gwen, se le notaba bastante preocupada.

—Cierto, se me había olvidado que todos estabais ahí, una disculpa. —Confesó levantándose de donde estaba sentada. —A veces tengo estos momentos de protagonista de un drama adolescente, donde miro al infinito mientras fumo y reflexiono en voz alta. Algunos lo llaman delirio paranoide, yo lo llamo libertad. —Le explicó a Hobie mientras los dos se dirigían hacia el portal.

Sweet Love | Miguel O'HaraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora