¡Otra vez tú!

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Después de que ambos chicos llegarán a su salón, se sentaron y no dijeron más. Parecían estar  "concentrados" en la clase, aunque en realidad cada uno tenía algo en qué pensar. Youngjae siempre se aguantaba las ganas de ir al baño, pues a su punto de vista de él perdería clase, sin embargo, por alguna extraña razón, todos los días a la misma hora salía, y si, hoy fue uno de esos días.

Los maestros sabían que era estúpido pedir permiso para ir al baño, pues a fin de cuentas era una necesidad humana, así que tenían la instrucción de salirse pero sin hacer demasiado ruido. Youngjae se salió y se dirigió al baño, entró e hizo lo necesario, mientras estaba ahí escucho que alguien entro, no le tomó importancia porque podía ser cualquiera. Cuando salió, se dirigió al lavabo y se quedó mirándose en el espejo por unos segundos, tenía una leve sonrisa en su rostro, sin embargo, está desapareció cuando vio el reflejo del chico de la mañana.

—Parece que te gusta mirarte al espejo.

—¡Otra vez tú! ¿Acaso estás empezando a seguirme?

—¿Yo? Ya quisieras que yo te siguiera, esto se llama destino.

—¿Destino? Más bien parece que me estás siguiendo... He chocado con más personas y a ellas no me las he encontrado después.

—¿Acaso existe el destino? Anda, pregúntale a tu novio, pregúntale cómo fue que llegó a esta escuela, porque no fue coincidencia o destino y si el pudo forzarlo, creo que yo también tengo derecho a hacerlo.

Jaebeom salió un poco molesto del baño y se fue a su salón, por otro lado, Youngjae se quedó pensando en lo que había dicho, ¿Tenía que creer en él? ¿O tenía que confiar en su novio? En aquel chico que lo había hecho sentir especial durante 6 meses, ahora mismo estaba confundido.

Regreso a su salón, su expresión facial había cambiado y solo espero a que fuera la hora de salida para hablar con su novio sobre lo que le habían dicho en el baño. La clase terminó y todos los alumnos de aquel salón salieron detrás del maestro, menos dos; Yugyeom y Youngjae.

—Yugyeom, ¿Puedo preguntarte algo?

—Claro que puedes mi amor, hazlo.

—¿Cómo fue que llegaste aquí? ¿Me estás ocultando algo?

—¿Qué? ¿Qué te hace pensar eso?

—¡Dímelo!

—Bien, si eso quieres. Nunca te dije el porque o cómo llegué aquí, pensarías que soy un enfermo, pero si eso quieres te lo diré. Hace 7 meses, yo salí a comprar unas cosas, saliendo de un local te vi pasar, mis ojos se iluminaron, sonará ridículo, pero fue amor a primera vista. Sabía que no te volvería a ver, así que te seguí y sin querer dijiste el nombre de la escuela a la que ibas... Al siguiente día me metí en una pelea en mi escuela lo cual provocó que me expulsarán, tan pronto como mis padres lo supieron me castigaron y me buscaron un colegio, no me gustaba ese, o tal vez si, pero les dije que quería venir a éste, no sabían mis razones pero aún así aceptaron. Por suerte, creo yo, me tocó estar en el mismo salón que tú, Youngjae.

—¿Tanto te costaba decirme eso? —Youngjae se levantó y salió corriendo del salón, realmente estaba molesto, si algo que Youngjae odiaba con toda su alma eran las mentiras.—

Yugyeom salió de ahí y se dirigió a su casa, aunque seguía muy pensativo, ¿Cómo es que Youngjae se enteró de eso? ¿Quién se lo dijo?

—Jaebeom, ese maldito hijo de puta tiene que ver con ésto.

Encadenado a ti. «2jae»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora