Celos

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Cuando Superman veía a Bruce Wayne, perdía por completo el control de su Alpha interno.

Se convertía en un hombre torpe, nervioso y posesivo. No podía estar cerca del millonario sin pensar que era suyo. Suyo y de nadie más.

—Superman. —La voz grave del caballero de la noche casi lo saca de sus pensamientos—. Cálmate. Aparecerá.

—No lo entiendes, Batman... —Superman buscaba entre la multitud al flamante empresario—, él jamás llega tarde.

—Tuvo una emergencia. —Aseguró el murciélago.

La mirada del Kriptoniano se dirigió al estoico héroe. Trató de que sus celos no salieran a flote por una simple frase como esa.

—¿Cómo lo sabes? —Preguntó con toda su atención en el caballero.

Batman, sin sospechar de todos los pensamientos que atormentaban al hombre de acero, continuó:— Él me lo dijo.

—¿Se conocían? —El Alpha dejó de prestar atención a la fiesta que se llevaba a cabo en honor a los héroes presentes para mirar fijamente al murciélago.

—Algo así. —Respondió escuetamente Batman.

Pero Superman no estaba contento con eso.

Trato de analizar la situación con racionalidad y no pensar con el instinto que quemaba en sus venas. Un Beta como Batman poco podría hacer con Bruce que era un Omega, Omega que ya estaba marcado, marcado por él.

Volvió a ver a los invitados, desviando su atención sin éxito a ellos; sus pensamientos se tornaban oscuros y llenos de inseguridades conforme pasaban los minutos.

—Bruce y tú... —Cuando volteo, Batman había desaparecido.

—¿Buscas al murciélago? —Linterna verde tenía una sonrisa galante y segura—. Se fue. No soporta el bullicio ni la luz. Apostaría lo que fuera a que esta en una cueva lejos de la multitud.

—No es gracioso. —Flash le dio un golpe en la cabeza para luego desaparecer.

Superman ignoro a linterna. Tenía que encontrar al Beta y preguntar todo lo que tenía en la cabeza.

Concentró su audición y visión, pero un latido constante y rítmico detuvo su tarea de buscar al héroe.

Sus ojos instintivamente se dirigieron a la gran puerta del lugar. Segundos después, entró el Omega de sus ojos.

Sus aromas se reconocieron entre la multitud. Bruce olía a él y él olía a Bruce.

En cuanto los ojos de Bruce lo miraron, hubo una pequeña pero perceptible sonrisa. Clark se regocijo.

El empresario rápidamente fue interceptado por inversionistas, periodistas y uno que otro tipo tratando de tener suerte, aunque al ver la gran marca en su cuello, las intensiones morían al instante.

Kal-El se sintió orgulloso ante la cara de desilusión de varios Alphas.

—Señor Wayne. —Cuando lo tuvo enfrente quiso atraerlo a su pecho y besarlo hasta cansarse pero tenía que mantener la calma.

—Superman. —Bruce le mostró una gran sonrisa coqueta—. Es un gusto tenerlo aquí. Espero disfrute de la pequeña fiesta que organice para ustedes.

—Así será.

Clark le envío una intensa mirada al empresario.

...

Los besos eran intensos. Bruce sintió que el aire le faltaba pero los labios ansiosos del kriptoniano parecían olvidar ese pequeño detalle.

—Clark... —Superman bajo a su cuello y lo devoró con hambre— ¡Ah! ¡Kal-El!

El Alpha le dio la media vuelta, y entre tirones, logró bajarle el pantalón. La ereccion en las mayas comenzó a punzar; Bruce no llevaba ropa interior.

—Quise venir preparado. —La mirada seductora del hombre lo derritió por completo—. Pero no imagine que estuvieras tan ansioso.

Sin decir nada más, Kent sacó su pene erecto y embistió al empresario. Bruce jadeo ronco al sentir la gruesa polla rozar sus paredes anales.

Los empujes eran rudos y descordinados, ambos querían terminar rápido para regresar a sus actividades correspondientes. Bruce tenía que hacer acto de presencia y Superman tenía que convertirse en Clark Kent e iniciar con su nota para el periódico.

—Espera, Clark... —El Omega trató de sostenerse en las paredes, pero sus palmas resbalaban. Una fuerte y grande mano lo sostuvo del pecho— ¡Mgh!

—Te tengo, mi amor. —Superman arremetió con fuerza sintiendo como su semen caliente bañaba el interior de Bruce. La pared se vio manchada por la eyaculacion de Wayne—. Bruce...

El millonario se recargo en el pecho del superheroe y suspiro satisfecho. El sexo con su Alpha era maravilloso.

—¿Sí?

—¿Cómo es que conoces a Batman? —Preguntó finalmente el hombre de brillantes ojos azules.

Bruce alzó la mirada para verlo fijamente, con ese rostro serio e impenetrable.

—Es el vigilante de gótica. Sería raro que no lo conociera. —Contestó con voz neutra.

Superman acarició los cabellos del Omega tratando de calmar su ansiedad.

—Yo me refiero a... —El hombre de acero desvío la mirada—, un trato más personal. Hace unas horas me dijo que llegarías tarde por una emergencia y que tú se lo habías dicho. —Bruce alzó una ceja ante las palabras de Clark—. No quiero que pienses que estoy controlando tu vida, pero no me habías dicho que Batman era tan cercano a ti.

Bruce pareció entender la preocupación del Alpha. Superman no sabía que Bruce y Batman eran la misma persona, ni mucho menos que Batman era un Omega y no un Beta como les había hecho creer por medio de engaños y el traje.

Se sintió culpable por no revelarse aún ante su pareja.

—No hay nada entre nosotros. —Aclaró—. Batman y yo somos muy unidos, nada más.

Clark no parecía muy contento con la respuesta, sin embargo, un beso tierno y casto en su mejilla lo hizo olvidar por un segundo su reciente molestia.

—Bruce...

—Te lo explicaré luego. —Wayne le regalo una sonrisa sensual y floja—. Clark Kent tiene que hacer su aparición y acaparar la atención del empresario Wayne, ¿lo recuerdas?

Clark suspiro. Desde que habían declarado públicamente que el periodista Kent era el prometido y Alpha de Bruce Wayne, los periódicos,  la prensa y los reporteros no desaprovechan la oportunidad de verlos juntos y atosigarlos con preguntas por todos lados.

—Bruce, te amo. —Declaró desesperado el héroe.

Bruce le regalo una pequeña pero significativa sonrisa.

—Te veré adentro.

Superman desapareció en un parpadeo. El Omega se permitió sonreír divertido ante los infantiles celos del Alpha. Cubrió su boca y borro la sonrisa para entrar al salón.

Las cámaras y flashes no se despegaban de Clark Kent quién hacía acto de presencia en esa gran fiesta.

Cuando sus ojos se encontraron de nuevo, Bruce no pudo evitar morder su labio disimuladamente para no soltar una diminuta carcajada.

Clark estaba celoso de él. Que locura.

Superbat. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora