Superbat.

Estéril

Kal-El sabía que era un alfa distinto. No era de ese planeta, literalmente.

Sus instintos eran mucho más desarrollados que los de un alfa común y corriente. Clark, prácticamente, se guiaba por su naturaleza alfa.

Por ello, gran parte de su vida creyó que su pareja destinada había muerto en la destrucción de su planeta; hasta que conocio a Bruce Wayne.

Al principio, se sintió confundido cuando no sabía que Bruce, su Bruce, era el caballero de la noche.

Cuando supo que eran la misma persona, Clark empezó con su cortejo, pero no todo había sido fácil. Bruce no era un omega fácil.

Eso le encantaba.

—Clark. —El joven omega lo miró con esa seriedad tan característica de él—. Deja de seguirme.

—¿Cómo supiste que estaba aquí? —Clark salió de entre las calles y se puso a la par del hombre.

—Prácticamente siento tu olor sobre mí. —Dijo seco Bruce.

Ambos siguieron su camino hasta llegar a un pequeño bar.

Bruce no tenía miedo de esos lugares los cuales normalmente estaban llenos de alfas. Era Batman, por el amor de Dios.

—¿Me aceptaras? —Preguntó nuevamente el alfa. Sus grandes ojos azules miraban con cariño al omega.

Wayne suspiro, pidió un trago y finalmente lo miró.

—Dime algo, Clark. —Bruce no dejo de mirarlo en ningún momento— ¿Por qué me escogiste como tu omega?

—Yo no te escogí. —Kal-El le sonrió mientras tomaba su mano—. El destino lo hizo. Eres mi compañero destinado, mi otra mitad.

—Eso me dijo una vez, Luthor. —Respondió mordaz el hombre de gestos duros.

—Es diferente. —Kent dejó saber su disgusto mediante sus feromonas.

Bruce lo sabía, Clark lo marcaba con su aroma.

—¿Por qué? —Volvió a cuestionar Bruce.

—Porque te amo. —Contesto simplemente el alfa.

Bruce recibió su trago. Inmediatamente lo llevó a su boca y lo terminó de un sólo sorbo.

—¿Quieres vivir atado toda tu vida a mi? —Bruce siguió con las preguntas.

—Sí.

—¿Marcarme?

—Sí.

—¿Y después? —Bruce lo miró altanero—. Después de que me marques, ¿qué harás?

—Bueno... —Clark se mostró tímido—, quiero que tengamos una familia.

Bruce desvío la mirada.

—Imposible. —Contestó tajante.

El Kriptoniano lo miró sin entender. ¿Había dicho algo mal?

—¿No quieres que formemos una familia? —Está vez preguntó Clark.

Bruce en ningún momento lo miro.

—Aunque quisiera, no podríamos. —Wayne apretó los dientes.

—¿Por qué lo dices? —Kal-El se acercó más al omega.

Bruce sintió las feromonas alfa golpear su nariz. Maldijo a su omega interior. Este se encontraba extasiado por el aroma territorial de su alfa.

—Soy un omega estéril. —Confesó.

Espero por largos segundos la respuesta de Kal-El, pero nunca llegó.

—¿No dirás nada? —Bruce lo miro con una ceja arriba.

—¿Estás seguro? —Clark mantenía una bonita sonrisa en sus labios—. Recuerda que no soy un humano.

—Soy un omega estéril y dudo que tu sangre kriptoniana cambie eso. —Afirmó Bruce.

—¿Me lo estás comentando o me estás retando?

Bruce sintió que el aroma de Kent se intensificaba. Lo miro incrédulo. Clark tenía una sonrisa confiada.

—¿Escuchaste lo que dije?

—Perfectamente. —Clark apuntó sus orejas
Claro, tenía super oído.

Vio al alfa pedir la cuenta, para después mirarlo con una expresión hambrienta.

Bruce sintió su entrada humedecerse. Maldito instinto omega.

...

[Meses después]

Bruce sentía los besos de Clark en su cuello, justo en la bonita marca que adornaba su blanca piel.

—Clark. —El hombre ahogo un suspiro—. Tengo que ir a trabajar.

—Solo cinco minutos. —Susurró el alfa en el oído de su omega.

Wayne no dijo nada, sólo se dejó hacer. Los besos y caricias de Clark parecían derretirlo, pero jamás lo admitiria.

Además, últimamente necesitaba del calor de su esposo.

—Clark. —Bruce se obligó a ser firme.

Kal-El suspiro para después dejar la cintura de Bruce. Lo beso por última vez y le deseo un buen día.

En menos de cinco minutos, Clark ya tenía puesto su traje para ir al Daily Planet y comenzar con su rutina.

Mientras se dirigía a su trabajo, su sentido del oído se centraba en tres latidos en específico: el de su omega y el de sus dos cachorros.