¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Al llegar el mediodía Matamoros paso a buscar a la pequeña de la guardería pues José Luís iba a estar ocupado con el "cuarto de juegos" en realidad estaba en una tienda de muebles, quería comprar una cuna pues sabía que Altagracia había donado la de Aliyah una vez dejo de necesitarla, él había echo lo mismo entonces no había cuna para el nuevo bebé, ahora lo difícil estaba en conseguir una que le agradará a nuestra querida embarazada que ahora mismo está sometida a un humor de perros, quería darle la sorpresa pero tampoco morir en el intento.
Luego del almuerzo Altagracia se comunico con su médico para ver si José Luís no le había quebrado más el maldito tobillo, luego de unas cuantas pruebas tuvieron la certeza de que no pasó a mayores, el maldito dolor fue por el golpe, dado a su estado no iba a poder subirle la dosis de los analgésicos así que le dio otras alternativas que ella ya sabía no servirían para un carajo, luego de dejar que Aliyah le agregara más arte a su yeso tuvo que mandarla a jugar con Magda pues tendría una reunión pronto con su mano derecha en la constructora.
– ¿Estás segura?
– Si, Mónica dijo que vendría más tarde, no tengo paciencia para que me ande obligando a comer, que esto y lo otro, dile a los guardias que no puede pasar
– Nada más te está cuidando
– Sé que si pero me duele el tobillo Matamoros, a penas y logro ser dulce con la chiquita, necesito un tiempo tranquila
– Bien, le diré a los guardias que no pueden dejarla pasar pero se va a enojar
– Ya lidiare con ella luego
– ¿Te acerco la mesita? Para que descanses el pie allí
– Por ahora me está ayudando tenerlo abajo
– Avísame cuando termines tu reunión y tú — se inclina para acariciarle el vientre — Pórtate bien, que el mal humor seguro es culpa tuya
– No culpes al intruso de todo, es el maldito tobillo
– Hasta hace unas semanas era limón, ahora es intruso
– Fue limón, frijol y se va a quedar en intruso
– Intruso le queda — ríe — Bueno, en un rato hablamos intruso
Carlos apareció un par de minutos después trayendo el informe de estas semanas que estuvo alejada de la constructora, hablaron por teléfono con el ingeniero a cargo del edificio, de los otros proyectos, puso su firma en algunos documentos importantes y luego simplemente charlaron de los socios, para ese momento José Luís acababa de llegar a la casa.
– No están muy contentos
– Nunca están contentos, cuando te vuelvas a reunir con ellos, diles que vuelvo en tres semanas más si el médico me lo permite