Capitulo 4 -Takeshi-

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 Desde aquella vez en el centro de la ciudad no he dejado de pensar ¿de quién era aquel cabello blanco?

Obviamente no puede ser de Mizuki, quién es la única persona que conozco que tenga una cabellera del mismo tono de color, ya que ella seguramente está en otra ciudad con aquel hombre misterioso. Me preocupa que le haya pasado algo malo, que el hombre la haya secuestrado o algo peor.

Hoy estoy entrenando, el jefe me ha dicho que mi padre le ha enviado una carta la cual decía que volvería pronto, estoy emocionado ya que en cuanto vuelva seguro me va a sacar de este lugar tan asqueroso y me dará los recursos necesarios para culminar mi búsqueda. Sólo espero que el jefe no le diga que soy buen asesino, ya que como no soy bueno casi en nada, sería un milagro y me dejaría aquí.

Para mi es fácil asesinar, lo único que tengo que hacer es pensar en todas las cosas malas que ha hecho la persona a la que estoy por matar y no dejar de pensar en ellas hasta que haya terminado con su vida, después evito pensar en reprimirme por haberlo matado y así no me deprimo por la "inocente" vida que he quitado.

Mañana por la tarde solicité ir a la ciudad por unos libros que encargué hace aproximadamente dos semanas, me han dado el permiso de salir a las 4:00 p.m y he prometido volver antes del crepúsculo. Tardaré media hora con los libros y el resto del tiempo iré a la aldea lo más rápido que me sea posible.

Me desperté al alba y he decidido salir a correr un poco. Me gusta cuando el viento azota contra mi cara, es como si estuviera libre.

Ya iba a salir cuando me llama Yumiko:

-¿Ibas a salir sin mí?- dijo mientras hacía uno de sus pucheritos. En ella veo la hermana menor que nunca tuve y la trato como tal. Es una aprendiz de asesino y a su corta edad , 12 años, es muy buena asesinando.

-Sabes que no puedo llevarte.

-No, pero al menos me hubieses avisado, últimamente has desaparecido y no me dices a donde has ido.

-He estado haciendo algunas "tareas".

-¿Y no piensas decirme qué tipo de "tareas"?

La miré con ojos obvios, a lo que ella respondió volviéndose y justo antes de irse me miró por encima del hombro y me dijo:

-Deja de buscarla, sabes que jamás la vas a encontrar. ¿por qué no te has dado por vencido?

-Porque la amaba, y la sigo amando.

Dicho esto se dio vuelta y se fue. Ella también sabía que buscaba a Mizuki, y no estaba muy de acuerdo con que me obsesionara  con encontrarla.

No le di mucha importancia a su reacción y salí hacia la librería.

Después de recoger mis libros me dirigí a la aldea y cuando llegué me llevé una gran sorpresa.

Kiyoshi y Amaya estaban en el pórtico de la que antes era la casa de Mizuki. ¿Qué demonios hacen en la aldea que tanto odian? y lo más importante en la casa de mi Mizuki.

Sea lo que sea, necesito respuestas y dudo que me las quieran dar, así que los seguiré a donde sea que vayan esos dos.

Corazón de asesinaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora