Zanahorias y coliflores

Capitulo 17

Maestro de Maestros

Cielos sobre el santuario de Karin

Gokū y Caulifla se sentaron a bordo de Kinto'un con su nuevo radar de dragón a cuestas, ansiosos por encontrar la próxima Dragon Ball. Si bien están ansiosos por encontrar la próxima pelota, no están ansiosos por sentarse en silencio. Caulifla seguía haciendo pucheros y a Goku le faltaban palabras para ayudarla a animarla. Ambos fueron sacados de sus cavilaciones cuando escucharon el grito de un niño más adelante. Examinando el suelo del bosque debajo, un segundo grito desvió su atención hacia el cielo, donde una columna increíblemente alta y delgada sobresalía del bosque y perforaba los cielos con su altura.

Los dos vieron un viejo avión de hélice pilotado por un hombre tigre, que llevaba a un niño pequeño por el pescuezo de su chaleco. El avión no era nada especial, excepto por el hecho de que la insignia de la Cinta Roja estaba pegada en los costados.

"¿Quieres tomar este? ¿Desahogarte?" Goku le preguntó a su amigo.

"Claro", aceptó Caulifla mientras se ponía de pie. Lo que escucharon a continuación los enojó a ambos.

"¡TIRA LA PELOTA AQUÍ Y NO DEJARÉ A TU MOCOSO!" El hombre tigre gritó al suelo debajo.

"¡Está bien, eso es todo!" Caulifla gruñó, levantándose y lanzándose hacia la avioneta. Cuando se agarró al parabrisas, el hombre tigre hizo una mueca de sorpresa y miedo. Caulifla sonrió siniestramente al hombre antropomorfizado. "Hola."

"¡Oh mierda!" El hombre tigre gritó, soltando al niño pequeño. "¡Es uno de los mocosos!"

"¡UPA!" Un gran hombre tribal abajo gritó cuando el niño ahora conocido como Upa cayó del cielo, solo para ser atrapado por una nube amarilla que se acercaba.

"¡Yo!" Goku saludó al chico con su habitual actitud jovial. "Perdón por la caída. ¿Estás bien?"

"¡Estoy bien!" Upa tartamudeó, todavía sacudida por los eventos de hoy.

"Está bien, bajemos al suelo", sugirió Goku mientras Kinto'un seguía sus órdenes y se estacionaba en la base de la torre monolítica. "¡Ahí tienes!"

Upa saltó de la nube de salto mortal y corrió hacia el hombre más grande. "¡Padre!" El niño gritó cuando el hombre lo levantó con una sonrisa genuina en su rostro. El momento fue interrumpido por el sonido de un avión que se estrellaba a un kilómetro de distancia y Caulifla aterrizando con gracia junto a Goku.

"El Barón Amarillo debería estar fuera por unas horas", dijo Caulifla, señalando con el pulgar en dirección al avión estrellado. Una fuerte explosión sacudió el área unos segundos después desde la misma dirección, causando que ambos niños mono se alertaran y se estremecieran. Caulifla se rascó la nuca con nerviosismo, casi de manera similar a Goku. "... Suponiendo que todavía esté vivo después de eso".

"Él y sus camaradas han cometido el error de deshonrar este terreno sagrado con su desenfrenada hostilidad", declaró el gran hombre antes de sonreír a los dos visitantes. "Puedo decir que ustedes dos no se parecen en nada a ellos, y les agradezco por salvar a mi hijo Upa. Mi nombre es Bora, guardián del Santuario de Karin".

"No fue nada, de verdad", respondió Goku, ahora rascándose la nuca, como es conocido. "El tipo en el avión mencionó una pelota. ¿Es naranja con estrellas flotando dentro?"

"Sí", confirmó el hombre ahora conocido como Bora, sosteniendo la pequeña esfera hacia afuera. "Causar tanto sacrilegio por una baratija tan pequeña parece extraño". Goku miró fijamente la esfera, contando la cantidad de estrellas que flotaban en su interior. Uno dos tres...