20. Frío cálido

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Antes de que Draco pudiera reaccionar y darle un golpe al idiota de Coleman... Hermione se le adelantó.

Un golpe directo a la cara.

Que recuerdos le trajo. Incluso pudo sentir el dolor de nuevo, pero le alegró saber que esta vez, era Coleman el que lo estaba sintiendo. Esa chica era increíble.

Volteó a verla. Miraba seriamente a Coleman con los ojos húmedos, sin embargo no derramó ni una lágrima frente a él.

En cambio, Jason, parecía un niño que quería correr con su mamá para llorar. Se sostenía la nariz y la miraba con ceño fruncido.

—Nunca nadie te va a querer así, Granger —dijo el niño con voz temblorosa, quitándose las manos de la cara al fin.

—Prefiero quedarme sola para siempre que estar un día más con alguien como tú ¿no eres lo suficientemente listo, Ravenclaw? —dijo Hermione más segura que nunca.

Luego, salió corriendo del campo. Draco se volteó a ver a Jason:

—Eres un maldito idiota, Coleman. Espero que no te me acerques, porque si no te golpeo ahora, solo es por Granger, pero en otro momento no me importará hacerlo —negó con la cabeza mientras salía del campo detrás de Hermione— Inútil.

. . . .

Ya era hora de la cena. Draco se sentó en la mesa de Slytherin, comió callado mientras recorría con la mirada la mesa de Gryffindor una y otra vez, intentando localizar a una castaña de cabello indomable.

—¿Qué te pasa? —preguntó Zabini dándole un pequeño empujón con el hombro.

Draco solo negó con la cabeza mientras tomaba jugo.

Volteó a ver hacia la puerta, cuando se cruzó con la mirada burlona de Coleman que estaba entrando al Gran Comedor con la nariz roja.

Jason le hizo una seña con el dedo, diciéndole que se acercara para pelear, provocándolo.

—¿QUÉ TE PASA? —volvió a preguntar Zabini al ver cómo Draco enterraba el tenedor en un pastelito que tenía enfrente. Zabini siguió la mirada de Draco hasta encontrarse con Jason— ¿Y ahora qué? ¿No habías superado lo de Coleman ya?

—Es un maldito idiota.

—Ya sé, ¿qué hizo ahora?

—Vamos, te cuento en el camino —dijo Draco levantándose. Zabini le dio una última mordida rápida a su tostada y lo siguió.

Caminaban lentamente por los pasillos de Hogwarts mientras Draco le contaba a Zabini lo que había ocurrido en la mañana.

—Mmm... Así que solo la utilizó... —dijo Zabini al terminar de escuchar la historia.

—Es un bastardo. Ni siquiera he visto a Hermione después de que eso pasara. No se si está bien, o si siquiera comió.

—Claro que no está bien, Malfoy —le dio un pequeño golpe en el brazo— ¿Por qué no le preguntas a alguien de Gryffindor o a alguno de sus amigos?

—Ni loco.

—Entonces deja de quejarte si no vas a hacer nada.

Draco rodó los ojos.

Cuando iban saliendo del castillo, para ir hacia la torre, vieron a lo lejos que venían Harry, Ron y Ginny.

Zabini empujó a Draco con el hombro.

—No —dijo Draco.

—Es tu señal —dijo empujándolo de nuevo— Tienes que preguntarles.

—No

Hoy y siempre. (Dramione)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora