Harry se apareció en el callejón Diagon, tal como había planeado.
Habían empezado las vacaciones de navidad hace unos tres días. Y el con sus hermanos y Tom habían ido a casa. Él había invitado a Riddle unos días antes y los demás invitaron a unos pocos amigos que vendrían a pasar dos días despues de navidad en la mansión, y luego volverían con sus familias.
Diagon estaba lleno de gente. Familias que iban y venían, haciendo sus compras para Yule. Se escuchaban sus risas, sus alegres charlas, y el llanto de uno que otro niño caprichoso, que deseaba tener algo y sus padres se lo habían negado.
Con calma camino por el lugar. Con sus hermanos habían decidido que irían de a uno, para que nadie se enterara por adelantado que se habían comprado. Hadrian era el primero en venir.
Miro con calma las tiendas, ignorando convenientemente la tienda que lo atraía como lo brillante atrae a los escarabatos.
Primero decidió ir por un regalo para luna, su bella luna. Así que se adentró a una tienda donde provenían varios olores a sahumerio, donde las enredaderas cubrian las paredes y los bellos capullos de flored extrañas esperaban a que pasará el invierno para florecer.
Dentro todo era raro, era como la oficina de Trelawney. Era lo que se esperaba de un Hipp Muggle, pero mágico. Sofás con colchas de colores encimas, almohadones iguales. Una alfombra redonda de color rojo. Estanterías con bolas de cristal, recordadoras, más sahumerios, tazas, té y café.
La mujer detrás del mostrador parecía una anciana totalmente demente, él estaba seguro, si fuera al mundo muggle, quedaría en un hospital psiquiátrico.
–Oh~ –canturreo la mujer –Joven, pase, pase, eres bienvenido al salón de madame Cassandre –dijo mientras se acercaba alegremente.
La mujer era pelirroja, con risos desordenados como lo eran los de Sybill Trelawney. Su ropa era ancha, que llegaba un poco arriba de los talones, y en los pies usaba unos zapatos con un tacón medio, de color gris.
Su gusto de la moda era terrible, pensó Harry, Draco estaría ofendido de verla.
–Buenos días, Señora –saludo lo más cortes que pudo, intentando no hacer una mueca.
El olor lo estaba asfixiando.
–Oh, nada de ser tan formal, Harry –sonrió la mujer, mientras le ponía una mano en el hombro y lo guiaba más adentro.
Hadrian frunció el ceño ante la mención de su nombre, poniéndose en guardia de inmediato.
–Te he estado esperando todo el día –dijo mientras se ponía delante de una estantería, como si buscara algo – ¿Vienes a buscar algo para tu hermana, no es así? –pregunto.
–Lo hago –asintió el, siendo lo más neutral posible.
–Sí, sí, tengo algo aquí que le gustara a ella –murmuro.
Harry resistió el impulso de frotarse la frente con exasperación.
Con sus ojos miro el lugar, analizando todos los objetos innecesarios que había en este.
Había llamadores de ángeles, que colgaban del techo y se movían levemente. También había plantas por todos lados, y había un gato acostado en un almohadón en el suelo.
–Aquí esta –exclamo alegre dándose vuelta.
Harry frunció el ceño y la miro, antes de mirar el objeto que tenía en su mano.
Era una pequeña bola con un humo azul zafiro dentro, que se arremolinaba con pereza. La bola cabía en su mano, si no era un poco más grande que una recordadora.
YOU ARE READING
Hadrian Morte
FanfictionCORRECCIÓN. el mundo magico despues de la guerra fue descubierto por los Muggles y destruido, por lo que el nuevo amo de la muerte y sus seguidores, viajan al año 1941, donde Tom Riddle alias Lord Voldemort, esta en su quinto año de Hogwarts. la fam...