"Yo te cuidaré" ( Alex x Vitaly Drama/Adopción)

Parte 46: Diferente azul

India, Masinagudi... una nueva mañana de un verano casi concluido, el campamento del circo Zaragoza se hayaba situado a las afueras del parque nacional y santuario de vida silvestre 'Wild Canopy', gracias a un permiso especial que los pingüinos habían conseguido, para unas muy, muy largas, y también muy necesarias vacaciones, no solo para los miembros del circo que necesitaban ayuda, si no para todos...

Contrario a los campamentos que los animales cirqueros solían armar habitualmente durante sus giras, ésta vez el tren del circo se hallaba desmantelado, y sus vagones habitados formando una especie de semi círculo rodeando algunas carpas importantes. Algunas de las plataformas de práctica para los actos de los animales se encontraban instaladas también dentro del área, más que nada para no perder condición con el transcurso de todo el siguiente año, y estar listos cuando el momento de regresar a sus amados actos de circo llegara...

Dentro de uno de los vagones cerca del centro, Vitaly cómo era usual, había despertado antes que los demás miembros de su familia, dirigiendo una amplia sonrisa a su esposo león junto a él, dejando un pequeño y cálido beso en su frente antes de incorporarse en la cama, volteando con un suspiro tranquilo a ver a su hija, la cuál se encontraba durmiendo pacíficamente en su cama.

Tomando un marcador verde de su mesita de noche, se dirigió con una leve sonrisa hacia un par de calendarios que tenían pegados en la pared junto a su cama, al lado de los preciosos dibujos de su hija, cada uno con un nombre escrito; 'Alex' y 'Annia'... Dibujando una línea en las casillas que correspondían a aquel día, y observando con alegría cómo en más de dos semanas no había tenido que usar las temidas marcas rojas, en ninguno de los dos...

"Van tan bien... mis dos amores..." murmura antes de intentar levantarse, realmente sin muchos ánimos de hacerlo a pesar de las buenas noticias.

Por un rato solo se sentó en el borde de la cama, tomando con dulzura la mano de su aún dormido esposo, y mirando atentamente a su hija abrazando aquel peluche de su amiga osa, ahora pareciendo tan irónico...

'Ahora ése peluche parece tan pequeño... antes era casi de tu tamaño, nuestra bebé...', piensa sin apartar la vista, sintiendo un pequeño nudo en la garganta... La tigresa había dado un pequeño estirón en aquellos meses, así que su cama ahora era un poco más grande, conservando de todos modos aquella peculiar y linda forma de flor que siempre había tenido... Junto a ésta, se hallaba una mesita de noche con la parte superior en forma de flor pintada de azul, con preciosos decorados de flores distintas pintados a mano en los cajones celestes, hermoso regalo de parte de sus dos padres pasado su segundo cumpleaños hace casi un mes...

Pero sobre la misma, un detalle que opacaba un poco la belleza del objeto hizo suspirar al tigre cuando fijó su vista en él; un pequeño cuaderno blanco de tapa dura junto a una pluma con decoración de tulipán , un termo con agua, y varios recipientes de pastillas...
Con un suspiro pesado toma su frente cuando siente que las lágrimas y el nudo en su garganta regresan, viendo de reojo los mismos objetos que descansaban sobre su propia mesita de noche...

En ése momento, la ya conocida alarma que los pingüinos hacen sonar por todo el campamento exactamente a las 9:00 am indicando que es hora de levantarse lo hace erguir las orejas de nuevo. Con un suspiro, Vitaly toma uno de los objetos de su mesita de noche, un frasco naranja... depositando sobre su mano una pequeña píldora, tomándosela con ayuda de un poco de agua...
Luego de pasar un trago más del líquido, el tigre recuesta su cabeza contra la madera de la pared del vagón, volviendo a sostener la mano de su esposo en un agarre un poco más fuerte...

"Estoy bien... estamos bien... estamos avanzando... estoy bien..... es por su bien..." murmura para sí mismo...

Finalmente tomando algo de impulso se levanta de la cama, dejando un pequeño beso en la frente del león antes de dirigirse con Annia, que a pesar de la fuerte alarma seguía profundamente dormida.