Repartidor.

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En un día normal en la empresa, Jaemin se encargaba de llevar a cada director y líder de equipo la notificación de la reunión semanal, pasando por todas las oficinas correspondientes para dejar el mensaje hasta llegar a la del elegante director Lee

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En un día normal en la empresa, Jaemin se encargaba de llevar a cada director y líder de equipo la notificación de la reunión semanal, pasando por todas las oficinas correspondientes para dejar el mensaje hasta llegar a la del elegante director Lee.

—La reunión iniciará en una hora —anunció Jaemin luego de leer una agenda, mirando con porte serio a quien sería uno de sus jefes.

—Perfecto —contestó Donghyuck tranquilo mientras daba una vuelta en su silla giratoria cuál niño pequeño—. Eso significa que tengo tiempo para comer.

Jaemin enarcó una ceja, cambiando de su semblante serio a uno confundido.

—¿Acaso no comiste? —preguntó en informal, pasando de su papel de
pasante responsable al novio protector, a lo cual el mayor se quedó en silencio—. Te hice el almuerzo de hoy.

El tono con el que las palabras del
menor salieron hicieron temblar a Dong.

—Lo sé, pero... Lo olvidé.

El azabache rodó los ojos.

—Por supuesto —soltó Na con sarcasmo en un suspiro que denotaba
su molestia—, porque claramente puedes dejar el almuerzo que guardé en tu bolso. Claro que sí.

El castaño palideció.

—B-Bueno, es que también olvidé mi bolso.

Instantáneamente después –y convenientemente para el azabache– la secretaria del director entró.

—Director. Dejó su bolso en mi escritorio sin querer —afirmó la fémina, inocente de la situación, mientras que con una reverencia entregaba el objeto y se iba poco después.

Jaemin, en cuanto la mujer se retiró, colocó una expresión que puso a
Donghyuck con la piel de gallina.

—¡O-Oh! ¿De verdad lo hice? Vaya, que despistado soy —afirmó entre ligeras risas nerviosas, razón por la que el
menor bufó.

—Este pequeño malagradecido, todo porque no le gusta el spaghetti —murmuró Jaemin entre dientes a la vez que poco después se daba la vuelta para salir a paso firme.

Donghyuck se permitió respirar solo en cuanto el menor abandonó el lugar.

—Debí haber dicho que se lo dí a un vagabundo.

El castaño chasqueó la lengua y negó con la cabeza mientras guardaba esa excusa para la próxima vez.

(...)

Jaemin estaba en su pequeño puesto de trabajo organizando un par de carpetas y contratos que debía revisar cuando vió como un castaño pasó rápido frente a su escritorio. Alzo la vista y se fijó en cómo el director Lee iba apresurado a recibir a un repartidor de comida rápida.

—¡Wow! Eso fue rápido —exclamó emocionado el castaño mientras tomaba algunas bolsas—. Gracias~ —canturreó al final.

Pero por andar de emocionado se le
cayó el dinero que debió haberle entregado al chico de la comida.
Donghyuck se disculpó, de inmediato dejó las bolsas en el mostrador de la recepción y se agachó para tomar el dinero.

Jaemin estaba dispuesto a continuar su labor al ver que no ocurría nada realmente importante, pero de reojo
logró notar como aquel repartidor estaba dejando su mirada en un lugar donde claramente no debía ir.

Por mucho tiempo.

Demasiado realmente.

—Aquí está el dine-...

—Director Lee.

Donghyuck se giró un poco sobre su
propio eje para ver al pelinegro que se acercaba con aspecto despreocupado, pero elegante, de alguna extraña manera.

—¿Qué ocurre, Jaemin-ssi?

Jaemin miró momentáneamente al descarado repartidor para luego ver a su "jefe".

—El señor Keum quiere que vaya a la comisaría, necesita un testigo para la denuncia de acoso sexual.

—¿Dong-Hyun? ¿Está denunciando? —Donghyuck no estaba captando del todo, cosa que Na agradecía en demasía, todo lo contrario del repartidor quien de inmediato posó su vista por encima de la cabeza del ejecutivo.

Su piel se había vuelto tan clara que hacía reír a Jaemin al compararla con la de Gasparín.

—Un tipo le estuvo mirando el culo-...

—Lenguaje.

—Lo siento —se disculpó Jaemin, carraspeando después en un intento de ignorar "la mirada" de Donghyuck sobre
él—. Pero sí... era eso.

Donghyuck soltó un "wow" antes de
asentir y volverse a girar.

—Ah, sí —recordó el castaño al ver al extrañamente pálido repartidor—. Muchas gracias.

El director le entregó el dinero, tomó las bolsas de comida y se retiró, dejando al azabache de mirada oscurecida con el repartidor.

—Hey, tú —llamó Jaemin luego de unos segundos, ganándose la atención del muchacho—. ¿También quieres una denuncia por acoso sexual? Deja de verle el culo tan descaradamente a la gente y lárgate.

La voz del azabache se había vuelto profunda e iba con una clara cantidad de acidez en su timbre que hizo el
repartidor sólo tomara sus cosas muy rápido para irse luego de hacer una reverencia y pronunciar un tembloroso "lo siento".

Jaemin bufó con rabia cuando lo vió salir, razón por la cual la recepcionista
rió ligeramente.

—¿Y tú de qué te ríes? ¿Eh?

La chica de inmediato guardó silencio, mirando muda como el pelinegro se iba con pasos fuertes y una nube de
pesadez en sus hombros.

—Parece un león —afirmó en voz alta la mujer, con una ligera risa, para después continuar con su trabajo como si nada.

—Parece un león —afirmó en voz alta la mujer, con una ligera risa, para después continuar con su trabajo como si nada

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lion  ⟡  nahyuck.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora