Pasante Na Jaemin.

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—¿Por cuánto tiempo estará así?

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—¿Por cuánto tiempo estará así?

El de cabellos bicolor se encogió de
hombros ante la pregunta de su novio.

—¿Deberíamos llevarlo al médico o
algo? Siento que si no parpadea pronto
me dará algo —preguntó el anterior
mencionado con una expresión de ligera
preocupación.

Ambos observaron en sincronía al
peliazul que llevaba lo que parecían ser
casi sesenta segundos enteros sin
parpadear, mirándose fijamente al
espejo frente a él de forma juiciosa,
crítica, aunque por el vacío que
reflejaban sus brillantes orbes parecía
como si se hubiese quedado dormido
con los ojos abiertos.

—Jyung, trae un marcador —pidió Intak en un susurro sin despegar su mirada
del peliazul más bajo.

Jiung por otro lado lo miró con
confusión.

—Te refieres a un teléfono, ¿No? Para
llamar a un doctor —enfatizó el más alto
al final, enarcando una de sus cejas.

Intak miró a su novio de regreso.

—Ah, sí, eso... Un marcador... De
números de emergencia —remedió
"inocente" el menor bajo la mirada
recriminatoria de su pareja.

—Intak, tú pones una mínima partícula de cualquier pigmento sobre mi rostro y te voy a hundir la nariz como balón de fútbol desinflado.

El mencionado por instinto cubrió su
nariz con sus manos.

—No nos habías venido a visitar desde
hace tres meses, has estado aquí una
semana y ya consumiste toda mi
energía del año —refunfuñó Intak en un
murmuro que aunque el mayor escuchó
lo obvió por completo de igual manera.

El peliazul no estaba de ánimo para
lidiar con cualquier cosa, por mínima o
insignificante que fuera, mucho menos
le quedaba paciencia para continuar
viviendo.

El sábado finalmente había llegado,
luego de una larga y tortuosa semana
para el pasante de apellido Na que
esperaba ansioso finalmente acabaran
esos increíblemente largos cinco días y
así huir antes de terminar lanzándose en
los brazos del joven que lo traía
demente. Los trajes como uniformes
habían sido colgados en su lugar y unos
smokings mucho más delicados era lo
que vestían por igual. La cena anual de
la empresa sería ese día y la
presentación era lo más importante, al
menos eso era en lo que el CEO había
hecho más hincapié durante toda la
semana. Cientos de personas asistirían,
los empleados, los socios y demás
administradores, todos luciendo sus
mejores prendas para hacer un recuento
sobre todo lo logrado a lo largo del año
en el importante discurso dado por algún
afortunado seleccionado por el CEO
Kyungsoo.

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