CUATRO

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Félix sacó algunos billetes de su alcancía, había estado guardando dinero para comprarse una sudadera nueva, su hermana tenía razón, usaba la misma la mayoría del tiempo, pero detuvo su ahorro cuando la situación se empezó a complicar y ya no guar...

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Félix sacó algunos billetes de su alcancía, había estado guardando dinero para comprarse una sudadera nueva, su hermana tenía razón, usaba la misma la mayoría del tiempo, pero detuvo su ahorro cuando la situación se empezó a complicar y ya no guardaba parte de la ganancia para él.

—Solo será está vez, podré conseguirlo de nuevo—se dijo a si mismo, tratando de ser positivo, casi nunca salía porque no tenía mucho para aportar.

Jeongin y Han estaban hablando animadamente entre ellos cuando Félix bajó a la sala, ya listo para salir.

—¡Lix! ¿No estás orgulloso de nosotros?—sonrio emocionado el menor de todos.

—Claro que si, son buenos ayudantes.

—Fue interesante, tienes vecinos muy lindos—se sonrojó el pelinegro, recordando su encuentro con el guapo pelimorado hace un momento.

—Creo que si, hay mucha gente linda por aquí —dijo, apareciendo una imagen de Hyunjin automáticamente en su cabeza. Frunció el ceño ante su propio pensamiento, apartándolo rápidamente.

—Yo también me encontré con un chico muy lindo, es alto y de cabello naranja, fue muy amable—suspiró con una enorme sonrisa, Han. Según él había sigo algo así como una atracción a primera vista.

—¿Cabello naranja y alto? ¡Hablas de Minho!—rió Félix—Es un gran cliente mío, muy amable y sonriente.

Los tres chicos iban hablando sobre lo sucedido ese día mientras caminaban hacia la plaza, Félix les hablo de Hyunjin y de la actitud que tenía cada vez que lo veía, Han dijo que ya no debería ir a esa casa porque nadie debía hablarle mal o hacerle el feo al trabajo que con tanto esfuerzo hacía, Jeongin dijo algo similar, Sabía lo mucho que se esforzaba para que fueran groseros con él, pero Félix estaba consiente de que no siempre todo salía bien y que a veces era bueno ser persistente.

—Ahora que recuerdo, ¿Alguno de ustedes sabe hacer cupcakes?—los miró esperanzado, esperando que alguno pudiera enseñarle porque él solo no podía hacer galletas.

Ambos negaron.

—¿Piensas expandir tu negocio? Es buena idea.

—Solo quería intentar algo—hizo un puchero—En fin, ¿Comemos y vamos al cine?

—¡Sí!—respondieron los otros dos al unísono.

Los tres adorables chicos se encaminaron hacía un pequeño restaurante cercano, comieron algo liviano y luego se dirijieron al cine.

Félix no podía evitar pensar en que pudo haber guardado ese dinero, pero al ver la felicidad de sus amigos cuando estaban con él lo hizo sentir mejor, quería divertirse y no había nada mejor que una película para mejorar los ánimos.

Félix no podía evitar pensar en que pudo haber guardado ese dinero, pero al ver la felicidad de sus amigos cuando estaban con él lo hizo sentir mejor, quería divertirse y no había nada mejor que una película para mejorar los ánimos

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