DOCE

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—Les dije que debimos tomar un taxi—dijo Félix avergonzado, notando la mirada de sus vecinos sobre ellos

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—Les dije que debimos tomar un taxi—dijo Félix avergonzado, notando la mirada de sus vecinos sobre ellos.

—Minho vive cerca, no iba a pedir un taxi para cuatro cuadras—respondió Han abrazando, con más fuerza su peluche favorito.

—Además ya está oscuro, es normal andar en pijama a estás horas—agregó Jeongin, caminando con seguridad mientras arreglaba su gorrito que hacia juego con su conjunto de dormir.

—Si, es normal, ¡Pero no en la calle!—exclamó el pelirubio, cuidando que sus almohadas y peluches no cayeran.

Los tres chicos se encontraron de camino hacia la casa de los Lee, todos vestidos ya con sus pijamas, caminando como si fueran plenas dos de la tarde. Las personas los miraban divertidos, algunos solo reían o no les tomaban importancia, Félix insistió en que debían ir con ropas normales, pero sus amigos lo convencieron de que sería mucho más práctico si ya iban vestidos. Y por esa razón, Félix iba con su pijama morada con estrellas blancas, Han iba con su pijama rosa con nubes celestes y Jeongin iba con su pijama blanca con zorritos de colores.

Luego de caminar un rato, por fin llegaron. Los tres agarraron con fuerzas sus cosas y algunas bolsas de frituras que habían comprado de camino, acomodando sus ropas y verificando que sus pantuflas no se ensuciaran mucho en el camino. Estaba de más decir que estaban nerviosos, los tres querían hacer como si nada, pero eran obvios.

—¡Hannie!—exclamó Minho al momento de abrir la puerta, tomó la mano del menor y lo metió a su casa, dejando a Félix y Jeongin solos.

Ambos se miraron confundidos y empezaron a reír, Han ni siquiera sintió cuando ya estaba siendo jaloneado al interior de la casa.

—Ni siquiera nos saludó—dijo Jeongin, tomando la mano de Félix para adentrarse al hogar de los Lee.

Cuando Félix y Jeongin entraron, todas las miradas viajaron hacia ellos. Félix puso sus ojos rápidamente en Hyunjin, se veía lindo en su simple pijama blanca con rayas verticales azules, pensó que se veía como esos hombres mayores con pijamas aburridas, pero aún así, le parecía lindo.

Chan hizo señas a Jeongin para que se sentara a su lado, el menor se soltó del pelirubio rápidamente y corrió hacia donde le estaba haciendo espacio. Félix, por su parte, tomó asiento en el sofá, sintiéndose un poco extraño al estar en una casa que no era la suya o la de sus amigos.

—Ahora que estamos todos, prepararemos algo de comer y luego veremos una película—dijo Minho, mirándolos a todos con una enorme sonrisa que de seguro no se le iba a borrar dentro de un buen rato.

—¿Cómo vamos a dormir?—cuestionó Hyunjin, no podían todos dormir en la cama de Minho porque aunque fuera enorme, no era suficiente.

—¿Acabamos de empezar y ya estás pensando en dormir?—preguntó Chan con una mueca.

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