5 - Tenemos un trato

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Narrador:

Habían pasado varios días desde la intensa conversación que tuvieran Franco y Victoria sobre su madre. Los preparativos de la boda iban muy bien, pues Doña Berta casi no dormía por estar preparándolo todo.

Franco había decidido darle espacio a Victoria a lo que se refería el tema con su familia, para que ella pudiera decidir con la mayor libertad posible.

Victoria se encontraba en su dormitorio, pues a pesar de tener una relación verdadera con Franco, seguían ocupando habitaciones separadas, por respeto a su abuela, más allá de que cada ocasión que tenían se encontraban para devorarse como verdaderos caníbales hambrientos. Unos golpes en la puerta la separaron de sus pensamientos.

- ¿Puedo entrar, Victoria?

- Claro, Luciano, entra – le respondió con una enorme sonrisa

A ella le agradaba el hermano menor de Franco, sabía que podía ser molesto en algunas ocasiones y estaba un poco descarrilado, pero lo consideraba una buena persona, algo perdida a veces, pero buena al fin

- ¿Podemos hablar un poco?

- Si, por supuesto – se acercó a la puerta y pasó el cerrojo – ya sabes que tu hermano no acostumbra llamar para entrar, y, por tu cara, deduzco que es importante y no quieres que nos interrumpa

- ¡Joder!, ya veo porque Franco se enamoró de ti, eres un ser pensante, tal y como a él le gusta

- Muchas gracias, ya que viniendo de ti lo tomaré como un cumplido – rió

Luciano se sentó en el sillón que se encontraba en la habitación, se veía algo ansioso

- Primero que nada quiero que sepas que estoy muy contento de que estén juntos de verdad. Yo sabía que Franco estaba loco por ti, pero el muy terco no quería escucharnos...

- ¿Escucharnos? – interrumpió la joven frunciendo el seño

- Sí, todos sabíamos que se había enamorado de ti

- ¿Qué todos, Luciano?

- Pues, Andrés, Geo, yo... ¿quiénes más?, los que sabíamos de su acuerdo

Una sombra de tristeza cruzó por los ojos color cielo de Victoria

- ¡Ah, eso!

- Nada, no te enfades, sé que con seguridad es algo que quieras olvidar ahora, pero recuerda que si no fuera por esa tontera que hizo mi hermano, hoy no estarían juntos y tan felices como se les ve.

- Supongo que tienes razón, pero no creo que hayas venido a hablar de eso

- No, tienes razón, pero no quería dejar de decírtelo, necesitaba que supieras que desde que entraste en la vida de Franco, sabía que te quedarías y lo harías muy feliz. Mi hermano siempre se ha mostrado fuerte e implacable, pero en realidad ha estado muy solo y haberte encontrado es lo mejor que le ha pasado en la vida.

- Bueno, debo reconocer que me conmueven tus palabras – ella esbozó una cálida sonrisa

- Yo he cambiado, cambiado mucho, Pablo me ha ayudado una barbaridad, pero la que me ha hecho entender y aceptar ha sido Lucero...

- ¿La Lucero que creo...?

- Pues, la misma.

- Pero, ¿cómo es eso posible?

- Un día fue a la ONG a llevarle un pedido a Pablo y la ayudé a bajar las cosas del coche. Para mí fue amor a primera vista, aunque a ella le costó un poco más darse cuenta de que yo valía la pena. Ese día, si bien aceptó mi ayuda, fue muy distante y fría, supongo que no quería saber nada de una escoria adicta como yo – Victoria le ofreció una tierna sonrisa - Cuando averigüé quien era y donde encontrarla empecé a frecuentar el café, pero no sabía cómo acercarme, así que hablé con Franco...

Victoria 2, La Novia Alquilada. El resto de la historiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora