6 - La locura es genética

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Narrador:

Cuando Luciano le propuso contratar personas para hacerse pasar por padres y gente allegada a Victoria para el casamiento, a ella le pareció una locura. Pero a medida que iban pasando los días y la ansiedad aumentaba, ya no le pareció tan mala idea. ¿Qué podría ser peor que el contrato que había firmado en su momento como Novia Alquilada? Después de todo sería solo una noche, a diferencia de su arreglo original con Franco, que era por tiempo indeterminado.

- Franco, ¡qué bueno que te encuentro!

- Voy de salida, Luciano. Si puede esperar mejor. Hablamos a la noche

- Es que es urgente. Necesito tu ayuda

Franco lo miró con asombro, ¿Luciano pidiendo ayuda?, eso era algo nuevo.

- Bien, entonces pasa al despacho, allí estaremos más tranquilos

Ambos hombre se internaron en el despacho que Franco tenía en la mansión.

- En realidad no quiero molestarte, y me apena mucho...pero necesito un consejo

- ¿Me vas a pedir un consejo?

- Si

- ¿Y desde cuando tú escuchas consejos?, y menos los míos

- Bueno, si me vas a tomar el pelo, me voy

- Anda, Luciano, tampoco te pongas así

- Es que estoy cambiando y tú pareces ser el único que no lo toma en serio

- ¡Que sí, hombre, que lo tomo muy en serio! Sólo que me sorprendió tu pedido - Franco sonrió tratando de ser amable - Pero dime, que te sucede

- Sucede que estoy saliendo con Lucero, la chica de la cafetería...

- ¡Joder, me alegro que al final lo lograras, es preciosa!, te felicito hermano. Los vi juntos en el compromiso

- Sí, gracias. Y voy muy en serio. Quiero casarme con el ella

Franco abrazó a su hermano

- ¡Enhorabuena!, ¿dónde está el problema?

- Es que no sé cómo pedírselo. ¿Tú cómo le pediste a Victoria que se casara contigo?

Franco levantó las cejas y se rascó la nuca.

- Lo mío con Vic, no fue muy normal que digamos. Tú lo sabes bien. Cuando la besé en el salón - lo miró sonriendo - porque un descarado lo pidió a gritos - Luciano también le sonrió - terminé de convencerme que la amaba, y la manera en la que ella me correspondió, me hizo saber que también me amaba. De ahí en más, fue sencillo. La traje a casa, se lo dije y le pedí que fuera mi esposa. Lo demás es sabido...

- ¡Sí que tiene un cuento de hadas, hermano!

- Creo que sí

- Ella se debe sentir muy apoyada por ti. Ahora que van a casarse, nos convertiremos en su única familia.

- Eso creo

- Lástima su gente no esté en la boda...

- Sí, una lástima

- Bueno, supongo que algo habrá que decirle a la abuela...

Franco cambió su expresión complaciente por una de preocupación.

- Ella no quiere hablar con su madre, y aunque quisiera no creo que fuera buena idea que viniera

- No, creo que no... Puedo ponerme un bigote y hacerme pasar por su padre, ¿si quieres? - rió

Victoria 2, La Novia Alquilada. El resto de la historiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora