CAPÍTULO 5. "El Amor Secreto De Zacarias"

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Por la calle caminaba Zacarias, siempre tan seguro de si mismo, con una enorme sonrisa en su rostro, saludando a todo aquel que veía, pero que casi nadie le respondía a sus saludos, eso lo desanima a un poco.
El notaba a la gente que siempre lo miraba raro o se reía de él. El no le daba importancia, pero si le dolían sus opiniones, y también le dolía que lo juzgarán por lo que realmente es.
Sus pensamientos se vieron interrumpidos por una voz muy familiar.

 Sus pensamientos se vieron interrumpidos por una voz muy familiar

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Rita: Hey Zac, ¿A donde vas?

Zacarias: Hola Rita, la verdad no voy a ningún lado, solo salí a pasear por ahí.

Rita: OK, oye ¿Me acompañas a la dulceria? he escuchado que venden una gran variedad de dulces.

Zacarias: Claro, por que no. Dijo esto esbozando una gran sonrisa. (cómo no acompañarla, si ha sido su mejor amiga desde que se conocieron, debajo de ese gran árbol que ahora yace cortado).
Ninguno de los dos hablaron durante todo el trayecto, había un gran silencio entre ellos dos, hasta que Zacarias rompió el hielo.

Zacarias: Parece que va a llover, el cielo está un poco nublado ¿no te parece?. Rita no le contesto, ya que no le estaba poniendo atención. Zacarias se empezó a poner un poco nervioso. ¿Y entonces como estas?, ¿Cómo te ha ido hoy?
Rita no le contestaba, esto más que poner nervioso a Zacarias, lo ponía muy triste (se estaba empezando a hacer muchas preguntas. ¿Por qué no le contesta?, ¿Acaso estaría enojada con el?, ¿Acaso el hizo algo que la molesto?. Hasta que sus pensamientos se vieron interrumpidos por la voz de Rita)

Rita: Oye, y ¿te gustan los dulces?

Zacarias: Claro que me gustan, mi favorito es un dulce con sabor a flan.

Rita: Bueno ya casi llegamos a la dulceria, te parece si yo invito los dulces.

Zacarias: Enserio, si gustas yo puedo pagar los dulces, no hay ningún problema.

Rita: Oh, no te preocupes, le robe un poco de dinero a mi hermana, así que yo lo los invito

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Rita: Oh, no te preocupes, le robe un poco de dinero a mi hermana, así que yo lo los invito. Zacarias hizo una mueca de disgusto, pero aún así la siguió acompañando.
Después de un rato llegaron a la dulceria pero se dieron cuenta de que estaba cerrada.

Zacarias: Parece que esta cerrada, pero no importa, podemos ir a tomar un café o ir a comer con Oso, o tal vez...

Rita: ¡No!, entraremos a la dulceria y esta puerta no nos va a detener.

Diciendo esto forzejeaba con la puerta para intentar abrirla, sin embargo ella era muy pequeña para poder abrir una puerta tan pesada. Entonces se le ocurrió una idea.

Rita: Me puedes hacer un favor.

Zacarias: Lo que sea.

Rita: Podrías abrir la puerta por favor, para que podamos entrar.

Zacarias: Pero no ves que esta cerrada, ¿Como piensas que voy a poder abrirla?

Rita: No se, quizá puedes agarrar una gran piedra y aventarla para que podamos entrar.

Zacarias: ¡Que!, eso esta mal, entiende que esta cerrada, no podemos entrar aún que quisiéramos, por que no mejor nos vamos y podemos hacer lo que tu quieras.

Rita: ¡Pero lo que yo quiero es entrar y si no me vas a ayudar entonces vete!. Esas palabras destrozaron por dentro a Zacarias, el realmente quería pasar tiempo con ella, pero ella no se lo permita, ya que su amor por los dulces era más grande que su amistad, el sin decir ni una palabra se retiro.
Caminando de regreso a su casa, empezó a recordar como era su infancia, cuando todo era más sencillo para el, como fue que la conoció.

Era una tarde de otoño, y el había salido de su casa con una pelota para ver quien quería jugar con él, vio a un grupo de niños jugando fútbol y el fue con ellos, pero lo rechazaron diciendo cosas muy hirientes (no puedes jugar por que eres una niña, las niñas solo pueden jugar con muñecas). El se sentio muy mal, el realmente quería jugar con ellos, de repente vio a una pequeña conejita llorando debajo de la sombra de un gran árbol. El se le acercó lentamente.

Zacarias: ¿Oye te encuentras bien?. La conejita lo volteo a ver y solo siguió llorando. Zacarias si nada más que hacer se sentó a su lado.
¿Qué te pasó?

Rita: Mi hermana y yo, no sabemos que hacer, escapamos de un lugar muy horrible, todo era blanco y cada día torturaban a mi familia y a miles de seres que vivían ahí, sin embargo jamás volveremos a ver a nuestros padres. Dijo esto entre sollozos, Zacarias se quedó callado no sabía exactamente qué decir, después de un rato empezó a hablar.

Zacarias: No puedo imaginarme por todo lo que tuviste que pasar, realmente debió de haber sido muy duro para ti y tu hermana, pero ten por seguro que yo las protegeré de todo lo que quiera hacerles daño.

Rita: Me lo prometes

Zacarias: Te lo prometo y por cierto ¿como te llamas?. Rita no contesto esta pregunta y en su lugar se le avalanzo abrazandolo. Zacarias no sabía que era ese sentimiento nuevo, que nacía dentro de el, simplemente dejó que Rita lo siguiera abrazando.

De vuelta al presente el llegó a la puerta de su casa, pero antes de que pudiera abrir la puerta, escucho una voz que lo llamaba.

Rita: Hey, espera

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Rita: Hey, espera.

Zacarias: Si dime

Rita: Perdoname, por portarme tan grosera contigo allá en la dulceria, la verdad no se en que estaba pensando, realmente quería entrar a la dulceria, que no me di cuenta que, tu solo querías pasar tiempo conmigo, te parece si vamos por un café.

Zacarias: No te preocupes por eso.

Rita: Mira lo que me encontré de camino a tu casa. Es un corazón de juguete, te lo regalo.

Zacarias: Muchas gracias. Entonces ¿a donde te gustaría ir?

Rita: A dónde tu gustes.

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