¿Quién necesita ir a dormir
cuando te tengo a mi lado?— Abrió lentamente la puerta, todo estaba en orden. Pero de un momento a otro algo se le puso encima, asfixiandolo en su pena y temor. Ahora tan solo es un alma en pena que pasa merodeando en las noches para buscar un enfermo y.. —rozo su pie con el otro que le estaba escuchando atentamente, pegando un chillido del susto.
Dazai río en carcajadas por el chillido que soltó, el menor tomó la linterna que antes tenía el contrario debajo de su rostro y con ella lo golpeó en la cabeza, el castaño dejó de reír y se quejó adolorido sobándose en el lugar del golpe.
— Por puto.
Río Chuuya.
Era de madrugada, habían despertado porque Chuuya tenía ganas de comer algo dulce, y Dazai de sueño ligero despertó y lo acompañó, luego al castaño se le ocurrió la idea de narrar historias de terror con una linterna, para dar el toque. Chuuya tan solo se acomodó mientras comía unos dulces de miel junto a un peluche grande de dinosaurio.
— No es para recurrir a la violencia, además no dio tanto miedo, Atsushi-kun si cuenta historias terroríficas. —tomó un dulce de miel y se lo comió.
— Cállate, Atsushi es un ángel.
— Bueno, bueno, tú tienes una?
Chuuya saboreó el dulce en su boca, derritiéndose con el dulzor de este, mientras asentía.
Dazai se acomodó en posición de indio y puso una manta sobre su cuerpo, miraba atentamente al pelinaranja con curiosidad una leve sonrisa. El pelinaranja tomó la linterna y la posicionó debajo de su rostro, con una voz neutral e indiferente, dio comienzo a su breve relato.
— Era apenas las cinco de la madrugada, todo estaba ahogado en un silencio sepulcral, y nuevamente, del pasillo unos pasos que lentamente se acercaban. Con temor, se escondió debajo de las sábanas haciéndose bolita, los pasos cesaron y en su puerta tocaron tres veces, no más ni menos. Sentía la respiración lenta y pesada de aquella criatura detrás de la puerta, que lo atormentaba cada despertar del sol. Tomó el impulso que se guardaba y lo empujó, con una exclamación de agobió, habló. "¿Qué quieres?", Detrás de la puerta no se escuchó nada, pero después de unos segundos en la ventana escuchó el molestó chillido, miró a ese lugar. El vidrio estaba completamente empañado y en el, había escrito un "Jugar" Esto aterró, pero la curiosidad le invadió, grave error.
»Está vez en un susurro habló: "¿A qué?" En el vidrio empañado fue escrito "Tú te pones en la pared, y cada segundo mirarás atrás y nuevamente lo harás, hasta que yo llegué a tu lado" El chico susurro: "Está bien" Se levantó, pero nuevamente en el vidrio escribieron "Ábreme la puerta primero, estoy escribiendo esto desde el otro lado de la ventana" Sintió un escalofrío, ¿Sería bueno dejarlo pasar? Aún no quisiese, ya estaba caminando a la puerta, suspiró y cerró los ojos con fuerza, la abrió. Al mirar no había nada ni nadie. Fue a una pared que estaba enfrente de la puerta abierta, le dio la espalda a la puerta, y cuando se acercó a la pared escuchó lentamente pisadas a su dirección, se dio la vuelta con brusquedad, las pisadas se detuvieron. Sentía el sudor frío en su frente, se dio la vuelta, lo escuchó, ahora más cerca, se giró, y antes de darle la vuelta, habló con temor "ya no quiero jugar" se dió la vuelta, y escuchó el molestó chillido en la ventana, luego sintió las pisadas a su dirección, y nuevamente se volteo, el aire en su habitación estaba frío, miró a la ventana, se congeló por lo escrito "si continúas, te daré una sorpresa, y te podrás ir a descansar" el niño con una mueca se dio por última vez vuelta, y está vez sintió el aliento frío en su espalda, y un susurro de ultratumba en su oreja "te pillé, y ahora te daré tu sorpresa" No supieron más del niño, y al entrar en la habitación al otro día, en la ventana solo estaba escrito "Al fin lo atrapé, ahora es mío, para siempre" Y así-