Set fire to the rain - Jujutsu Kaisen

Capítulo 2: Incendiar un jardín

✨🍦Advertencia de contenido sobre: depresión, se recomienda discreción🍦

Tomó su paraguas y corrió con dirección al arco. La lluvia había arreciado un poco provocando que las luciérnagas se refugiaran en los árboles y plantas. Aun así, Nanami buscó al sujeto desconocido, le pareció que quizás se había internado en el bosque, tal vez era una criatura fantástica que vivía en éste. Caminó por varios minutos esperando encontrarlo nuevamente pero la lluvia se volvía más fuerte lo mejor sería esperar. De todas formas para qué molestarse sí... ni siquiera había visto bien lo que la cámara había captado, había una gran posibilidad de que... fuera porquería. Volvió a su auto y se fue a casa.

Al llegar dejó arrumbado el estuche con la cámara y él se dirigió al baño para ducharse. Al salir aún preparó la cena y trató de ignorar lo más que podía aquella fotografía, pero la cámara lo llamaba, le gritaba. Finalmente tomó el estuche y se encerró en su estudio. Conectó la cámara a la computadora para ponerle fin a su curiosidad.

Abrió la última imagen y... sorpresa. Sus pupilas se dilataron al momento que vio la imagen. La fotografía en horizontal lograba captar parte del arco donde habían estado danzando las luciérnagas, ellas estaban allí dispersas resaltaban entre el fondo coloreado del verde oscuro de las plantas como pequeños luceros... pequeños que lograban ser opacados por lo único azul en toda la fotografía: los ojos turquesas de aquel sujeto. Desde donde Nanami estaba no pudo notar con detalle la apariencia de su modelo, ¡pero en la fotografía estaba todo!

Sin duda era como ver a una musa, una criatura divina o, como Nanami lo había llamado "la luz de una estrella", volverse un hombre y presentarse ante él. El sujeto era alto, tal vez de su edad, sumamente guapo, de piel tan blanca que acompañaba su color peculiar de cabello blanco. Pero quizás lo que llamaba más la atención de Nanami, y no sólo de él sino de cualquiera que viera la fotografía, eran sus ojos, dos luceros lo único azul entre los tonos verdes y oscuros del bosque y su ropa. Sus ojos acompañados del ligero sonrojo de sus párpados muestra de que en algún punto estuvo llorando, el peculiar "delineado" avivaba el azul de su mirada triste y perdida en el bosque. El sujeto no había visto fijamente al lente. Como pequeños detalles estaban las gotas de lluvia sobre las hojas a su espalda.

Nanami tuvo que recargarse en su silla pero no apartó sus ojos de la fotografía, sólo lo hizo cuando su teléfono comenzó a sonar. Contestó, era Haibara.

—Disculpa la hora Kento...

—¿Estás bien?

—Estoy bien sólo quería hablar contigo... saber si estabas bien. No has contestado ninguno de mis mensajes y... no nos hemos visto desde la presentación... ¿por qué estás despierto tan tarde?

—Hmm... —miró la hora en la pantalla de la computadora ¡casi la 1:00 de la madrugada! Pero... ¿cuánto tiempo había pasado viendo la fotografía? Cerró de inmediato la pestaña y apagó todo.

—Estoy bien... lamento preocuparte. salí a dar un paseo...

—¡¿A esta hora?!

—No... por la tarde, pero no había mirado el teléfono hasta ahora. Lo siento. Estoy bien. Nos vemos mañana...

—Es domingo, Kento.

—El lunes... sí. Nos vemos.

Haibara lo dejó ir aunque seguía desconcertado. Nanami se puso de pie de inmediato y salió a grandes zancadas del estudio... cerró la puerta como si pudiera detener una maldición dentro de la habitación e impedir que lo alcanzara.

📷

El domingo constó de eso... de ignorar su impulso de ir al estudio, tomar la cámara y pasar al "cuarto oscuro"... que realmente ya no tenía como tal la función de un laboratorio como en los viejos tiempos donde se mantenían los químicos fuera de toda luz. El cuarto oscuro estaba al lado del estudio de Nanami, ambos en el sótano de la casa y era un cuarto pequeño con impresoras donde, tanto Nanami como su esposa, podían imprimir en todos los tamaños y con los acabados que quisieran.