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Nanon.

Aún estoy despierto, aunque es tarde, cuando escucho la puerta de la habitación abriéndose.

Me sobresalto, pero es solo un instante, porque huelo a Ohm.

Camina en la oscuridad, sin prender la luz, y sube a la otra cama.

—¿Qué te preocupa? —le pregunto cubriéndome más.

—¿Qué?

—No puedes dormir si tienes algo en la mente que te pone intranquilo —respondo soltando un suspiro.

—Solo estoy pensando, ¿por qué no te has dormido tú?

—N-No puedo —digo mirando el techo.

No sé si debería contarle, porque ya se ha ido, apenas le quise comunicar mis sentimientos.

Es que no pude evitarlo.

Me cuesta aceptar que ya no puedo solo decirle a mi hermano que lo amo.

—¿Por qué?

—No es tan fácil como parece —susurro cerrando los ojos— lo estoy intentando.

—¿Dormir?

—Es que no he dormido bien en años, y aunque sé que ahora nadie va entrar por esa puerta a llevarme a otro lado, a-aún es difícil para mí.

Camina de vuelta hacia afuera, y abre la puerta.

—Iré a caminar, cierra cuando salga, con el seguro, así te sentirás mejor.

—¿Por qué no te quedas? —me atrevo a decirle como un cuestionamiento, aunque es más un pedido.

—¿Quieres que me quede, Nanon?

—¿Quieres quedarte, Ohm?

Él se ríe.

—Solo pídelo si quieres —dice entrando de nuevo, y le pone el seguro luego de cerrar.

—Pensé que ya no hacías lo que quiero, ahora que no te agrado.

Me acomodo en la cama, para mirarlo, porque lo escucho resoplar.

—No tenía idea de cómo reaccionar —empieza a decir— cuando te vi yo… yo creí que no podía ser real, porque todo este tiempo, dejé de pensar en la posibilidad de que estuvieras vivo.

—¿Y por eso tenías que tratarme mal?

—Hueles a otros Alfas.

—Lo sé, pero no es mi culpa —digo sintiendo mis lágrimas asomarse a mis ojos— y me odio lo suficiente por eso, pero no estaba listo para que tú me culpes también.

—No creo que sea tu culpa, Nanon, pero estoy enojado por todo lo que pasó, por ti, por mí, por papá…

—También estoy enojado —respondo sinceramente— y no tienes idea de las veces que intenté escapar, estaba ahí, atrapado con esos hombres, odiándolos, asqueado, con la obligación de aguantar algo que yo no quería.

—¿Cómo saliste?

—¿Aún crees que lo hice con la ayuda de Alfas a los que tuve que devolverles el favor?

Él se queda en silencio, y limpio mis mejillas, con un dolor fuerte en el corazón.

—Perdón —susurra luego de un rato.

—Un Alfa llegó un día al bar en donde estaba trabajando, empezó a venir a diario después de eso, y contrataba el servicio completo de la noche entera —le cuento sintiendo su mirada en mí— él se enamoró.

—¿Y tú?

—Yo estaba de acuerdo, porque parecía sincero con sus sentimientos.

—¿Entonces él te sacó de ahí para estar contigo?

—¿Qué? —pregunto confundido— no, yo era un espectador, él volvía por mi amigo, y cuando decidió comprarlo, le pidió que me ayudara, porque yo lo ayudé algunas veces en los años que tuvimos que trabajar juntos.

Escucho los pasos de Ohm acercándose y me remuevo al sentirlo sentarse en mi cama.

—¿Por qué no comenzaste a decirlo así?

—¿Qué tiene?

—Creí que te habías enamorado, y esa mierda me estaba doliendo.

—P-Perdón —respondo respirando más rápido por su cercanía.

—¿Te enamoraste alguna vez?

—Sí —digo sinceramente.

—¿Fue en ese lugar?

El aire se siente más denso ahora, y he podido notar que está a punto de quebrarse.

—Fue hace mucho tiempo —digo nervioso, porque no quiero que se vaya— del único chico que me ha gustado.

—¿Él pagaba por ti?

—No, Ohm, tú no lo hacías.

Me siento un poco bloqueado, mientras espero su respuesta.

Como si todo se hubiera detenido.

Se me va el aire por completo, cuando él se levanta, es obvio que quiere escapar.

—No necesitas irte si te incomoda que te lo diga —le aclaro apoyándome en el respaldar de la cama— lo lamento, yo sé que somos hermanos, pero la forma en la que tú pasaste por mi mente en estos años, no es solo por algo fraternal.

—¿Y crees que a mi Alfa le molestaría tu olor si te viera como a mi hermano?

—¿No es así?

—Mi lobo estaba enojado porque tú eres mi Omega, y me siento culpable, porque soy un idiota que no pudo ayudarte cuando tú me necesitaste.

—Eras un niño.

—Lo sé, pero eso no me hace sentir mejor, y me odio, odio cuanto te necesité yo, y que papá me haya impedido expresarme, cada noche en la que sentía que iba a morirme de dolor porque no estabas, y no era solo porque te necesitaba a mi lado, sino por la desesperación de pensar en que estaban haciéndote daño.

—Ohm…

—Lo siento —dice aún alzando la voz— perdóname por no saber manejar esto, por ser hiriente, y por odiar que tú no huelas a mí, porque eso era lo que yo quería, y verte de nuevo me recordó que pudimos tener algo bonito, pero no fue así, y sé que no es tu culpa, pero odio lo injusta que fue la vida.

—Lo entiendo —respondo bajando la mirada— yo me odiaba por no oler a ti.

—¿Eso querías?

—Sí, yo te necesito, Ohm.

Fall [Ohmnanon]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora