Denki cree que su familia no lo dejará en paz hasta que salga con Hitoshi... el gran problema qué hay es que ellos solo conviven en la cama, y jamás fue una opción decirle a su mamá que su pretendiente perfecto es en realidad un amigo con beneficios.
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— Entonces... tengo esta reunión con mi familia a la cual debería de llevar a alguien... y por alguien me refiero a específicamente a ti porque mamá te adora y quiere que nos casemos en un futuro.
— ¿Y te parece correcto decirlo mientras follamos?
— Técnicamente aún no lo has metido, así que...
— Eres un asco.
— Ve a la reunión.
Hitoshi suspiro y se bajo de encima del cuerpo más pequeño, quedando ambos acostados uno al lado del otro en el colchón mirando al techo.
— Mamá no deja de insistir con que debería de salir contigo, al parecer le pareces estratosféricamente genial... como un gatito, esas mierdas son estúpidamente adorables —Shinso rió y Denki sacudió la cabeza para volver al tema principal— como sea, debo de presentarte como mi pareja aunque sea una vez o me quitara el apellido de por vida, estoy seguro de que sería capaz.
— ¿Entonces le dirás que salimos y un mes después que rompimos?
— Si, pero pienso dejarte como el villano de la historia; no toleró que te quiera más a ti que a mi.
— ¿Qué le dirás? ¿Que te diste cuenta que pateó viejitas y le escupo a prostitutas?
— Pensaba decirle que me rompiste el corazón o que me engañaste... pero lo de las viejitas suena bien.
— Y yo que pensé que este rollo de amigos con beneficios era más fácil que una relación.
— Hey, yo dejo que me estampes contra una pared y tú vas a mis reuniones familiares; es un trato completamente justo.
— ¿No fuiste tú el que el otro día me empujó contra una pared y casi me rompe el craneo?
— ¡¿Como iba a saber yo que había un espejo ahí?!
— ¡Tu lo pusiste!
— Da igual, ve a la maldita reunión.
— ¡Bien, iré! Pero lo hago por tu madre, ella es increíble.
— Ustedes tienen un complot contra mi —se cruzó de brazos, haciendo un puchero y quedando en silencio por un par de largos minutos.
La habitación de Hitoshi estaba oscura y silenciosa, sus dos gatos estaban dormidos por algún rincón de su departamento y la mentecita hiperactiva del rubio estaba sufriendo por la tranquilidad a la que no estaba acostumbrado.
— Entonces... ¿ya no follaremos?
— ¿Después de hablar de tu mamá, confesarme que piensas manchar mi reputación y gritarme?
— ¿Igual lo haremos, no?
— Sip, claro que si.
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