VIII. Bicho raro de biblioteca

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DÍA 8
CITA A CIEGAS

Hitoshi debe de cumplir con una misión en la agencia de espías, lo que no espera es que la persona que es enviada para tener una cita a ciegas y formar una coartada es también el chico que le gustaba en el colegio y protagonizaba sus recuerdos más amargos.

Un poco de tristeza porque siento que entre tanto shot feliz ya hasta parece que me gusta vivir.

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Hitoshi golpeó los dedos nerviosamente contra la mesa viendo de reojo al hombre sentado a unas mesas de distancia bebiendo vino y revisando el celular.

En el mundo del espionaje el trabajo nunca era fácil, pero aquella misión definitivamente lo sacaba de su zona de confort.

El hombre al que tenía que vigilar tendría una cita con otro socio peligroso en el bajo mundo criminal, su jefe le había pedido que lo siguiera hasta el restaurante en el que se reunirían y le había informado que otro agente se uniría a él para vigilar a su propio objetivo mientras fingían tener una cita para no levantar sospechas.

En pocas palabras, terminaría teniendo una cita a ciegas con un compañero de trabajo que no conocía, como excusa para vigilar a su mafiosa favorito. Gran trabajo. 

— Ni siquiera hacía estas tonteras cuando era estudiante —gruñó, bebiendo otro trago de su agua; no podía tomar alcohol y arriesgarse a emborracharse, pero la ansiedad por tener que socializar le estaba rogando ahogarse en vodka.

— Confirmó, siempre había rumores de que rechazabas a las chicas que te invitaban a salir —hablo una voz detrás de él, sobresaltándolo en su asiento y haciéndolo girar tan rápido que casi se disloca el cuello.

— ¿Denki?

— Hola, Hitoshi.

Si, definitivamente necesitaba ese vodka.

— Y así termine aquí

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— Y así termine aquí. —terminó de contar el rubio, con una sonrisita de nostalgia y su platillo casi intacto frente a él.

Si no fuera porque cada ciertos minutos volteaban discretamente a ver la mesa cercana a ellos, se hubieran olvidado que estaban en una misión.

Reencontrarse con Shinso Hitoshi, su crush del colegio y enamorado pasajero de su hermana mayor, no estaba en sus planes de esa noche, pero poco podía quejarse.

— ¿Y tú?

— Oh, no, yo siempre estuve apuntando hacia aquí, no hay mucha historia detrás.

— ¿Por eso te esforzabas tanto en el colegio? Tenias buenas calificaciones pero siempre ibas por las mejores.

— Si, creo que si —suspiro— aunque a decir verdad, ahora me arrepiento un poco; si no fueras tú el de la cita a ciegas no sabría cómo actuar; toda mi adolescencia estuve tan hundido en la excelencia académica que me olvidé de tener citas y esas cosas.

SHINKAMI MONTHDonde viven las historias. Descúbrelo ahora