9. C I B E R

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"Las conductas más raras que puedan existir"

Desde el día que salí del baño yo me debatía entre investigar por completo a Haxel o no hacerlo del todo.

Ya que no sabría a donde iría, quería tan siquiera conocer la enfermedad de la que padecía, si es que se le puede llamar así.

"Las cosas raras que te parezcan tan fascinantes deben seguir siendo un misterio para que no pierdan su gracia"

Me contuve un par de días por que seguía teniendo presente su épica frase filosófica.

Pero no resistí después, y por eso he acabado en este ciber, hoy luego de salir de clases.

Acabo de teclear en el buscador de internet la frase que aparece al principio, y le he dado "enter" al teclado de este escritorio.

El navegador se detiene justo antes de darme los resultados. Una mano al lado mío ha tirado del cable del internet y lo ha desconectado adrede.

Haxel.

—No me defraudes, Mara.

Esta es una de las pocas veces en las que menciona mi nombre.

—¿Defraudarte?

—Ibas tan bien.

—¿Por qué ahora no?

—Quieres acabar con tu curiosidad, quieres destruir el misterio que te une a mí.

—Es que no entiendo nada.

Su cara fija en el suelo.

—No se trata de querer entender.

—¿Se trata de que seguir teniendo curiosidad por ti, y que la curiosidad me de esa voluntad de querer seguir estando contigo? —cuestiono, intentando encontrarle la lógica de siempre.

—Y si acabas con esa curiosidad, ya no será lo mismo cuando estemos juntos.

Todo esto es tan subliminal, raro y nuevo para mí.

—Es que...Haxel, te juro que ya no puedo con esto, no me pidas que deje las cosas así.

No me ofrece ni una sola palabra esta vez, solo su silencio.

—Solo pretendo conocer con cientificidad lo que sucede contigo, ¿Por qué te comportas de esa forma? Yo te juro que luego de saber todo de ti no me alejaré las cosas seguirán siendo iguales. Claro, mientras estés aquí.

Me intimida cuando de pronto me mira fijamente con sus brillantes ojos. ¿Cómo es que le pueden brillar tanto todo el tiempo?

—¿Qué me lo puede afirmar­? —pregunta en un susurro, y dudoso.

—No es necesario afirmártelo. ¿No confías en mí?

Ambos quedamos viendo la pantalla del escritorio al mismo tiempo.

—Sabía que esto iba a pasar.

—¿Qué esperabas? Soy solo una chica promedio confundida, no estoy a tu nivel, no tengo tu filosofía.

—No estas preparada —dice.

No hablamos nada más al respecto, y no entiendo por qué segundos después comienzo a sentirme mareada hasta perder la conciencia.

—Solo duerme un poco, asiente despacio si estás de acuerdo si no estas de acuerdo hare que vuelvas a despertar —lo oigo susurrarme al oído, mientras sostiene mi cabeza por detrás.

No me pregunto nada, solo asiento muy despacio, supongo que, aunque esté dormida, estar en las manos de Haxel es estar en buenas manos.

Al menos así lo siento yo. Aunque tengo un poco miedo con lo que vaya a hacer con mi cuerpo mientras yo duerma.

Apenas puedo abrir los ojos, siento pesadez en mis pupilas. Lo que alcanzo a ver es que estamos tendidos en el piso de alguna parte cerrada del ciber.

También veo como sus manos se están deshaciendo de la envoltura de mi belleza a como él lo llama.

—¡Eres tan perfecta!

Soy capaz de escucharlo susurrar aun en medio de mi debilitado estado.

No sé qué me haya dado a oler, pero me siento en un éxtasis en donde parcialmente puedo ver y escuchar, pero no moverme.

No me toca la piel, nunca lo hace, nunca siento el tacto de su áspera tes con la mía.

Pero si puedo sentir que me recoge el cabello y se lo lleva su nariz, para olerlo cual flor con aroma exquisito.

—Oh si, el cabello también me gusta.

Ya me lo estaba empezando a preguntar.

Me besa las manos, los dedos de los pies, roza mis dientes un par de veces con sus dedos, me abre la boca y pasa su cara por ella haciendo que se llene de saliva, y luego sigue oliendo mi cabello.

No sé hasta donde va a acabar todo esto, pero sí sé una cosa...

En cuanto acabe y se marche yo lo perseguiré hasta donde sea que llegue, y por fin descubriré quien es.

H a x e l  ©  [Versión censurada de 361 Grados Completa] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora