El loco Dimitri

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Raccoon corrió rápidamente hacia el elevador y presionó el botón, pero un segundo después estaba bajando por las escaleras. Ya había tenido suficiente mala experiencia con el elevador. Sin embargo, aprovechando que las puertas del ascensor se habían abierto, la pandilla entró para bajar al lobby.

Para sorpresa, todos llegaron al lobby al mismo tiempo. Pero no era momento de centrarse en ese detalle, tenían que ubicar el gran pastel.

—Ahí está —dijo Piraña señalando a un par de chefs transportando el pastel en un carrito.

—¡Tras ese pastel! —indicó Wolf.

Nadie se detuvo a pensar. Todos fueron tras el pastel.

Lamentablemente, los chefs pasaron rápidamente por la zona donde se estaba llevando a cabo la exposición de inventos. Ellos intentaron entrar, pero los guardias no se lo permitieron. El peligro era mayor cuando Wolf se dio cuenta que Patrick se encontraba allí con una de las concursantes.

«Maldición», pensó Wolf por lo bajo, tratando de ocultarse. Si el ministro los veía, seguro sospecharía, así que debían ser cautelosos, lo que le daba camino libre a Raccoon. Lo bueno es que los guardias no dejaban pasar al mapache tampoco.

—Soy Tíffanny Chismera, transmitiendo en vivo desde el Hotel Lexo, en la Feria de Proyectos de Innovación —dijo la reportera con su usual estilo y carisma—. Nuestros tres primeros inventores están listos en cada uno de sus puestos. ¡Inventores, presenten sus inventos!

Los cuatro participantes comenzaron a mostrar sus inventos a los jurados. El espacio estaba dividido en tres, ambientados de forma que los concursantes puedan mostrar sus proyectos con mayor facilidad y seguridad.

—Esta es la aspiradora más potente del mundo —dijo una señora con una gran aspiradora.

—Solo imaginen que el control remoto de la televisión está lejos de usted —dijo un señor con una mano robótica.

—Las sierras y las tijeras son parte del pasado. Puedes cortar cualquier cosa con este rayo láser —dijo la joven que había llegado acompañada de Patrick.

A pesar de que los guardias no le dejaron pasar a Raccoon, pues estaban en plena filmación, este logró escabullirse. No obstante, al querer pasarse de listo y empujar al señor con la mano robótica, hizo que este volteara y la mano se estiró dándole un gran golpe a Raccoon.

El mapache voló hasta la zona del siguiente inventor. Al levantarse, un rayo láser pasó por su cabeza, dejándolo calvo por la parte superior de su cabeza.

Todos se rieron, pero al mismo tiempo causó preocupación, pues si el mapache hubiera sido un par de milímetros más alto, posiblemente hubiera quedado herido.

—Al parecer no es muy seguro —comentó un juez observando el daño que el rayo láser había provocado.

—Claro que no, señor —dijo la joven para luego voltear hacia Patrick—. Me va a descalificar, haz algo.

—Ahora no, Claire —dijo Patrick por lo bajo, tratando de guardar la compostura.

Patrick miró a Raccoon con enojo y este retrocedió, pero al hacerlo, había caído en el puesto de la última invención. La potente aspiradora succiona sus pantalones dejándolo casi desnudo. Todos rieron más fuerte.

Aprovechando que todos estaban distraídos, los ex chicos malos pasaron por el lugar en dirección del gran pastel.

Raccoon salió de su trance y fue tras ellos. Tenía que ganarle.

«¿Sr. Wolf?», pensó Patrick con confusión. «¿Qué está pasando?», se cuestionó con una sonrisa. Si ocurría lo que pensaba, podría usarlo como beneficio en contra de la gobernadora.

La gran estafaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora