Creando sentimientos

1 1 0
                                    

Adam
Llegue a casa hecho un asco, ni sabia porque dudaba tanto y a pesar de que de mi cabeza no salían aquellos ojos como el sol, habían otras cosas en las que concentrarme. Tenía que esperar a mi padre, iba a explotar. Quería jugar al detective o era que en realidad me preocupaba que mi padre pudiera andar metido en algo mayor. Ya entre nosotro yo actuaba el roll del padre y el niño pues él, desde que perdimos a mi madre aquella terrible noche el cambió, parecía que no le importaba más yo. La realidad es que hay personas que se dejan cegar por los traumas, admito que fue duro, pero más fue para mi. Sin el nortarlo ese día perdí a mi madre y cuando más hubiese necesitado de su apoyo, me condenó a una vida sin el también, sin los dos. Ya habían pasado tantas horas y el tiempo me había pasado tan lento que por poco me duermo y jodo todo, hasta que el sonar de la puerta me despertó, aunque fuese casi leve el sonido, parece que mis oídos ya se habían preparado para ello. Fui inmediatamente hacia allá y logré ver a mi padre con un pequeño sobre en las manos,¿Qué habría allí? Me dirigí a mi cuarto porque sabía que si mi padre ocultaba algo iría a inspeccionar que yo estuviera en mi séptimo sueño y no estaba equivocado.Tan pronto como me metí en la cama, se estaba abriendo la puerta. Al parecer fue una corta inspección porque en segundos ya la estaba cerrando de nuevo. Si pensabais que me iba a quedar aquí con curiosidad sin lograr saber que escondía ese sobre estaban equivocados.
Enseguida abrí la puerta y fui al lugar donde lo había puesto pero ya no estaba. Debería ser muy idiota para pensar que lo dejaría ahí. No insistí más con el tema y me fui directo a la cama con el fin de al despertarme ir y investigar más en eso.
A la mañana siguiente me desperté solo en mi casa, lo cuál era bastante raro porque mi padre se levantaba más tarde que yo. Por más que fuera raro, era justo lo que necesitaba. Empecé a revolver las partes más obvias de la casa, ya que era inmensa y por más que intenté no encontré nada. Solo me daba sospechas un último lugar, la caja fuerte de mi padre, que estaba ubicada en su despacho. Fui hasta su puerta con la intención de abrirla pero estaba cerrada con llave. Necesitaba esperar a que llegara el, la abriera y colarme sin que se enterara.
Decidí salir y fui rumbo a el puesto de comida sin darme cuenta, sinceramente no se si tenía hambre o ganas de ver a esa persona.
-Hijito bello- sabía q se alegraría al verme-¿Cuanto tiempo?- dijo mientras corría a abrazarme.
-¿Me has extrañado, ángel mio?- me dirigí a ella.
- Hace rato que no venías, y tu padre por algún motivo no me contestaba las llamadas- si yo mismo sabía que estaba diferente.
-Resolviendo asuntillos ahí de la empresa- le mentí ya que no quería preocuparla.
-¡Que rápido creces mi niño! Juraría que fue ayer cuando todavía gateabas- exclamó
-Jajaja, no seas tontita mamá,¿Quieres que te ayude o no?
- No, quedate ahí y deja que te prepare una comida sabrosita, te voy ap hacer tu favorita un plato de congris con bistec y la ensalada te la sumo porque te tienes que alimentar- expresó con su toque de amabilidad más reproche. Yo siempre fui delgado y ella siempre trataba de alimentarme diciendo que estaba muy flaco.
- No señora, usted necesita que yo le heche una manita con todo esto ¡No puedes sola con todo esto!-
- Vale- me contestó con ese don materno que tenía mientras se colocaba el delantal.
Allí mientras vendía se me vinieron a la mente todos los momentos en que me cuidó y como lo hacia. Recuerdo que siempre que llegaba de la escuela pasaba por allí, casi siempre tendría uno que otro moretón, desde lo de mi verdadera madre, yo y la escuela no nos llebavamos bien. Ella es lo más parecido que he tenido a una madre y a pesar de no haber sido la que trajo al mundo, haría a esa mujer la mas feliz del mundo, era mi vida, era mi ángel que apareció en medio de la oscuridad a demostrarme que yo también me merecía cariño. Era perfecta, y aún no entendía porque no tenía hijos, tenía un esposo que era mi ejemplo paterno, y los dos todavía era jóvenes, realmente no lo entendía porque se que era lo que quería con todas sus ganas.

Como supuse, mi madre necesitaba ayuda, aún no entendía porque insistía en atender el puesto ella sola.Ella nunca tuvo mucho dinero pero yo la ayudaría con todo aunque sentía que nunca me lo pediría. Venía cuando podía pero entre la empresa de mi padre y atenderlo a él mi vida era muy complicada.
-Adam, podrías cargar esas cajas que llegaron por mi- me preguntó mi madre gentilmente y le incliné la cabeza en señal de aprobación, aún sin que ella me lo pidiera lo haría ¿Como podría con todas esas cajas? Habían tantas, creo que algunas contenían aceite y otras vegetales para las hamburguesas y el queso para los macarrones. Me entró hambre enseguida que terminé con las cajas por lo que fui a ver cocinar a mi madre Carlota. No se si mi visión me falló pero juro que vi a la chica de Sol. Me acerqué tan rápido como pude, sin darme cuenta casi hasta corro hasta donde estaba. Luego la vi, alejándose de mi y sus cabellos bailando con el aire. Fue triste verla desaparecer otra vez de mi vida pero no podía caerle atrás, pensaría que estoy loco... Bueno, casi lo estoy pero no quiero demostrárselo, no todavía.
-¿Qué te pasa?¿Conoces a esa chica?- al parecer se dio cuenta, creo que no fue muy difícil de adivinar por mi reacción.
-Nop- automáticamente me toque la nariz-
-¿Porque me mientes, justamente a mi?- pronunció mientras q se formaba en sus labios una sonrisa, me habita pillado. No tenía sentido negarle nada más, siempre me descifraba. A pesar de no ser la que de veras me trajo al mundo, me conocía como si lo hubiera hecho.
- Es solo una chica, mamá, no te preocupes- pronuncié tratando de que se lo creyera y dejara de hacer preguntas. No porderle contestar en verdad quién era me frustraba demasiado, más de lo que me hubiese imaginado.
-No parece que sea insignificante para ti por la importancia que le distes- creo que quería una respuesta pero no la quise dar. Seguí limpiando los platos como si no escuchara nada, habían demasiados y ya teníamos que terminar, era muy tarde y todavía me quedaba unas siete cuadras por ahí por transitar. Enseguida que fregué el último plato me despedí de mi ángel y desaparecí entre los edificios. Había mucho frío y solo cuando me iba a colocar el abrigo que me traje recordé donde lo había dejado. Preferí seguir y no ir a buscarlo para así tener otra excusa para pasarme por allá. Llegando sentí como un llanto y corrí pero sin hacer ruido hasta el lugar donde se creaba. Mis ojos no podían creer lo que veían. Era mi padre llorando junto al sobre. Mi bichito interior quería ir a abrazarlo pero la otra quería saber que había en el y por supuesto se alarmaría si supiera que lo vi.
Parecía un zombi mientras caminaba hasta su cuarto. Estaba tan desgastado que hasta se le olvido cerrar su oficina y pues esa era mi oportunidad. Mas fácil no me lo podía haber dejado, fui directo a su caja y introduje la fecha de muerte de mi madre y me dio incorrecto ¡Incorrecto! Hace no más de un mes era esa, que paso para que la cambiara. Probé con varias y de pronto, no se porque, pero se me ocurrió poner mi cumpleaños y acerte. En menos de un segundo mis manos tocaron el sobre. No dudé una milésima en abrirlo y pues eran fotos de una mujer con un rostro muy familiar.¿Su actitud tan extraña era por esto?No lo entendía, porque una simple chica alteraría tanto su comportamiento, tenía que haber más. Mis pensamientos no me quitarían el conocimiento, sabía que no podía perder más segundos de mi tiempo allí, no quería arriesgar todo.
Fui a la cocina y decidí cocinarle algo. No sabía lo que le pasaba pero se veía muy machacado y es mi padre joder, aunque muchas veces piense que soy insignificante ante sus ojos. Aún asi hay algo positivo ¡Se sabe mi fecha de cumpleaños! Ya había terminado su sándwich de queso palmesano como a el le encantaba y cuando fui a llevarlo a su cuarto y al abrir la puerta se me cayó hasta la bandeja.
-¡Papá despiértate!- marqué los números en mi teléfono como si fuera a sacar otra parte de "Rapido y Furiosos"
-Alo, necesito una ambulancia ¡Yaaa!

Un pedacito de tiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora