Recuerdos

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Adam
Enseguida llegó la ambulancia, no sabía que hacer viéndolo en el piso convulsionando. Lo metieron en la ambulancia y me permitieron ir con él. Tenía sus pulsaciones lentas, le dificultaba cada vez más respirar y entonces, solo entonces, vi mi vida pasar por delante, vi el tiempo que he perdido con él. Ya no desperdiciaría ni un segundo más y le rogué a Dios por una segunda oportunidad con el aunque nunca haya creído en él. Ahora quería volver al tiempo en el que éramos felices, cuando yo era pequeño, en aquel momento en el que yo iba creciendo con las mismas ganas de correr por todos los pasillos de la casa, mientras mi padre espiaba cada paso que daba. La ambulancia llegó rápido al hospital. Me dijeron que aguantara en la sala de espera, de una manera tan formal, es que no les importaba. Pasaron 1 hora, 40 minutos y unos segundos hasta que llegaron para decirme que le realizarían un lavado de estómago. Yo fui a comprar un café para poder mantenerme en vela aunque la preocupación eran mejor motivación que la cafeína para continuar sin pegar ojo. Lo puse en una mesita que se mostraba limpia. No podía quedarme quieto, mi cuerpo no paraba de trasladarse de un lugar a otro y se posó una lágrima por mi mejilla. Pasó un buen rato y justamente cuando fui a beber el primer sorbo, llegaron mencionándome que estaba bien, que no debía preocuparme.
-Deberá estar en cama en constante reposo por un buen tiempo, no puede esforzarse porque aún sigue un poco delirando por la anestesia. Pudimos librarlo a tiempo, unos segundos más y no hubiera sido tan claro su futuro- dijo el doctor Collin que era el jefe de sala de cirugía del hospital Medical Center.
-Gracias doctor por salvármelo- creo que eso ha sido lo más sincero q he dicho en toda mi vida. Me salió una sonrisa hasta sin pensarlo.
-Vigílalo que no vuelva a hacer otra locura de la cual no pueda recuperarse, ya puedes ir a verlo- creo que me regañaba al decir eso, pero yo sentía que me lo merecía.
Me giré y fui corriendo en su búsqueda. Se quedaba en la habitación 9 del piso 3 y de la sala 4. Entré y lo vi, por lo menos el tenía los ojos abiertos aunque todavía no se encontraba en su sano juicio. Me acerqué tan lento y todo a mi alrededor giraba tan rápido. El destino se estaba encargando de crear su propio futuro. Sabía que si mi padre no era parte de el entonces no valdría la pena. Mis pasos hacia él resobaban en la habitación. Se me salieron varias lágrimas. Yo no lloraba pero parecía que me era más fácil llorar a mi de lo que era respirar para él. Me recosté en la cama y me tiré en sus brazos como de pequeño cuando alguna niña me rompía el corazón. Ahora me doy cuenta que en aquellos momentos en que me fallaron no me sentí verdaderamente triste, ahora sí, viéndolo así. Parecía tanto un sueño pero le oí decir -Perdóname hijo, te quiero mucho- y con eso me quede dormido. El sonido de sus latidos acelerados retumbando mi oido alegraban mi corazón, como si estuviera más vivo que nunca o al revés. Me desperté porque oía como cada palpitación solía durar mas o menos un minuto y medio. Me preocupé, tanto q salí corriendo por todo el pasillo como un loco buscando ayuda. Encontré a una enfermera y salimos corriendo rumbo a la dirección. Mis ojos vieron la imagen que no querían ver, ya mi padre no estaba acostado en la cama como lo había dejado hace unos segundos. Estaba casi en el piso, lo único que no le permitía eso por completo eran todos los cables que colgaban de su brazo haciendo su cuerpo depender de sus extremidades. No sabía mucho de esto pero suponía que estaba teniendo un infarto. Mis ojos frenaron los momentos, tanto que mi cuerpo caía sobre mis pies, fue tan solo parpadear y ya estaba arrodillado en el piso. Puede que este pesar del cuerpo me recordara a cuando tomo, en ese instante, partes de mi cuerpo se vuelven débiles y pesadas. En una borrachera cualquiera, la boca, algunos sentidos, los pies y los brazos se aflojan, pero en esta situación se sumaba uno más, el corazón, los sentimientos. Y lo más duro vino después de vanos intentos, el sonido ensordecedor, el anunciante de la partida de este mundo. Preguntas, motivos y razones que se van con él. Los momentos se fueron con el tiempo, pero las oportunidades de formar más se esfumaron ahora.
Hace 16 años
-No anochecía tan lindo hace tanto, hay tantas estrellas- comentó mientras se curvaba sus labios en una sonrisa, ella era deslumbrante cuando sonreía.
Ese día habia tocado noche de sorteo. Mis padres por sus complicados trabajos muchas veces no estaban en casa, pero para no sentirme solo, todos los sábados era día de sorteo, yo escribía a donde quería salir, un lugar en cada papelito y luego lo desorganizabamos y mis padres escogían uno cada uno. Luego yo elegía a cual iríamos ese día y cual dejaríamos para el otro. Esta vez desidí que queria ir al fin del mundo, vaya deseos para un niño. El fin del mundo en viejos tiempos era donde los antiguos pobladores decían que se acababa la tierra y se unía nuestro mundo al cielo y al mar.
- Eso significa la unión, las personas dicen que cuando las almas se vinculan las estrellas brillan- papá mencionó jugando con sus dedos.
-¿Te he contado alguna vez el secreto guardado en este lugar Adam?- a mi madre se le iluminaron los ojos como emocionada, enredaba sus dedos entre su pelo para parecer más tranquila.
-Solo me comentastes que se trataba de Zeus mamá-
- Bueno, es que ansiaba contarlo cuando estuviéramos todos juntos-contesto mi inquietud pero no esperó para seguir - Aquí fue la despedida de la madre de Hércules antes de desaparecer del mundo para irse con el dios poderoso Zeus, pero a pesar de que todos creyeron que lo abandonó no lo hizo, solo pasó lo mismo, todas las personas de este mundo partimos algún día en el encuentro de dios, pero a diferencia de todos nosotros, su dios era Zeus, su amor incondicional lo llevo hasta el. Por eso se dice que los que se reúnen aquí alguna vez, se vuelven a reencontrar, ya sea aquí o en otro mundo-

Un pedacito de tiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora