Alegría en peluzas

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Jinny

Me levanté sabiendo que esta mañana sería imposible de olvidar. Ayer terminé la noche llorando, tanto hasta el punto de tener como consecuencia unas terribles ojeras y a mi mejor amiga acostada a mi lado, seguro se enteró y vino a apoyarme pero ya estaba dormida. Me di cuenta que me tapó mientras dormía, antes no me cubría esa colcha. A veces me preguntaba que haría sin ella, estaba siempre a mi lado, desde el primer día. Lo increíble fue lo de no haberse despertado antes que yo.
Junté fuerzas para levantarme de la cama, parecería en cualquier otro caso que hubiera hecho mi primer día de ejercicios ayer, pero tengo la leve sospecha que la tristeza agota más el cuerpo. Fui directo a la cocina, me asombraba que con lo único que no podía el dolor era contra el sueño y el hambre. Me dirigí a la cocina y puse a hacerme unas tostadas. Esperando el sonido de ¡Ya están listas! se oyó un ruido. Un golpe contra el suelo de el pasillo de mi piso. Puede que sintiera una leve cosquilla en la barriga de miedo pero cojí lo primero en mi vista y me dirijí a donde provenía el sonido. Haciendo el mas mínimo ruido, abrí la puerta lentamente preparando el...¿Porqué idiotez del mundo cojí un sartén?, en fin, me preparé para hacer de rapunzel número 2 y salí observando todo mi alrededor. Puede que al ver un pequeño y lindo gatito me muriera de la risa por mi extremo cuidado, pero que se le iba a hacer, soy yo. Me acerqué al tierno animalito y lo revisé, se había dañado la patita. Parece que cayó en mala postura y se la viró. Revisándole entre los pelitos me di cuenta q tenía como un arañazo que amenazaba con soltarle sangre.
-Al parecer ha habido un gatito que no se ha estado portando tan bien- dije en voz alta mientras me reía un poquito de él, se había lastimado y aun así, estaba dando volteretas para que lo acariciara.
-Te llevaré y te curaré, Mechones- le sentaba lindo ese nombre, además que lo caracterizaba demasiado, tanto así que no sería una exageración decir que era más pelo que cuerpo.
Lo entré a casa ya que siempre me habían gustado los animales y ya que tenía mi propio cuarto en la residencia estudiantil porque no quedármelo. También estaba herido así ya tendría dos excusas para hacerlo.
Al entrarlo lo primero en conquistar su atención fue el sofá, se fue y se tiró ahí como si mi hogar ya fuera el suyo, muy descaradamente de su parte. Por cierto, creó haberme olvidado de algo... Ay si ¡Las tostadas!
Cuando revisé las tostadas estaban todas quemadas, odiaba mi mala memoria aunque admito, no fue por mi esta vez, fue por una bola de pelos que estaba tirado mordiendo mi calcetín.
Llegue al cuarto media hora después con una bandeja, dos vasos de leches, cuatro tostadas quemadas y un gato castigado. Desperté a Lily y le di su plato, me miró con una cara de pocos amigos.
- Si tienes alguna reclamación no es conmigo, es con aquel- dije señalando al gato.
Puede que se demoró mucho en abrir los ojos pero admiré la velocidad con la que fue hacia el gato.
-¿De quién es esta cosita tan apapachable?- dijo con una voz de niña de 3 años mientras agarraba a Mechones entre sus manos.
- Mío y fue el motivo de distracción por las tostadas solté una risita.
- Vale, si fue por esto te perdono-dijo entre risas.
Pasado unos tres minutos de ella estar jugando con mi gato, este le empezó a huir debido a la intensidad hasta que se cansó, se levantó y se dirigió a donde estaba para luego sentarse en la cama. Admitiría que su semblante ha cambiado en instantes, hace un rato con el peludo estaba bien y ahora se ve más como, triste.

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⏰ Última actualización: Oct 22, 2022 ⏰

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