Un espacio en tu mente

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Jinny
Terminando la entrevista de trabajo nos dijeron que nos admitían, nos dieron nuestros uniformes mientras mi compañera y yo nos dirijiamos hasta la salida para irnos a casa. Mi compañera daba saltitos de alegría como si fuese una niña pequeña y es que ni yo me lo creía. Ese restaurante era una maravilla y seguro pagaban muy bien, no quería decir que el dinero fuera lo más importante, pero para ella y para mi era tan necesaria ya que no teníamos a nuestros padres cerca para que nos consintieran y nos dieran la paga de cada mes.
-Antes creistes que estaba loca eh-dijo como sintiéndose especial por alguna razón que no conocía.
-¿De que hablas?- Le contesté yo con curiosidad.
- De que sería sino, de la fiesta- soltó riéndose - ¿Acaso algo mantenía tu mente ocupada?- no término de hablar y ya me estaba observando con cara de Sherlock Holmes analizando con atención y le habían asignado el caso del siglo, pero al contrario de lo que se imaginaba no era tan importante, bueno, el dilema tiene un nombre y apellido que aún ni conozco y ya causa estragos en mi mente.
-No es para tanto- pronuncié esas palabras aún dudando si eran ciertas o no, el caso es que no lo iba a revelar.
- Entonces olvidemos todo, que hoy toca diversión- es que nunca se rendía.
-Hoy no, estoy cansada.
- ¿Y cuándo?¿Cuándo tengamos que empezar el trabajo? Vamos tía, diviertete-
- Te digo un si solo porque ya estamos vestidas-
Tomamos un taxi que nos llevó a un club nocturno de la zona. Aún así ser las doce de la noche por ahí, sabía que habría un buen ambiente como todos los días, buena música desde Ricardo Arjona para los sentimentales q iban allí a despejar sus penas con alcohol por haber roto con sus novias, Romeo Santos a cautivar los corazones de las parejas que bailaban juntando sus cuerpos como si no le importara el mundo alrededor y para personas como yo y mi amiga ritmos mas alegres y rápidos. Otra cosa que lo favorecía era la cercanía a nuestra casa y las buenas bebidas aunque eso ya no importaba mucho.
Ya habiendo llegado al sitio, mi amiga comenzó pidiéndose un tequila.
-Ven acompañame a la pista- me dijo ella tomándome de la mano y obligándome a seguirla.
Poco a poco me fui soltando, el ambiente era genial, todos nos miraban, éramos las reinas de la pista aunque admitía que era por su don al desenvolverse. Me dejó sola en la pista y se dirigió a la barra a pedirse otro y otro. Realmente no me di cuenta hasta que llegó como al trago número 30, estaba completamente borracha. Tuve q contenerme para no tomarme uno de esos antes de salir con ella hacia nuestro piso pero no, no podía, me había prometido a mi misma que no volvería a beber nunca más. Salí con ella envuelta en mis brazos de ese lugar, caminamos en silencio bajo ese hermoso cielo, ya no parecía el de hace una hora, se veía diferente.
-Gracias por siempre estar ahí, Jin-casi lo dijo en un susurro, era imperceptible pero la tenía justo a mi lado.
- Parece que se te hubiera olvidado, la que me extendió los brazos sin siquiera conocerme fuistes tú- al decir eso, ella me regaló una pequeña sonrisa, parecía que el alcohol le dificultaba hasta sonreír. No pude evitar volver a recordar la primera vez que me brindó otra de sus miradas acogedoras. Recién habia llegado aquí y mi abuelo había llamado a decirme que mi madre había muerto, la había matado el cáncer de piel y sus riñones estaban tan malos igual que era tan poco probable que saliera de ello. Sin conocer la ciudad salí no me importó perderme, solo queria soltar este vacío que me mataba. Pareció que fuese el destino el que me guió hasta el mismo club de esta noche, y caí en la tentación. Ustedes saben muy bien q cuando tienes una adicción cualquier excusa es buena para volver a beber, a pesar de que yo lo había dejado esto era mayor que mi fuerza para resistirme. Parecía un alma en pena en ese lugar. Tome de la botella sin siquiera importarme, pensaba que me desmayaría en cualquier momento, pero en verdad eso deseaba, quería ir con aquella persona que me había metido en todo esto y hacerle una visita. Con la ropa rasgada, el pelo alborotado y tirada en el piso de aquel sitio, me encontró mi dulce Lily y al parecer no dudó un segundo en tenderme la mano y decirme.
-¿Estas bien?-me preguntó instintivamente tomándome entre sus brazos y llevándome para nuestro apartamento que aún desconocíamos que compartíamos.
-Me llamo Lily Carter- expresó dirigiéndose a mi.
- Y yo soy Jinny Masson-dije e inevitablemente sonrei -Gracias por ayudarme- dije y percibí como se entristecía su rostro.
-Yo estoy bien sola Jin y veo que tu igual, me he caído en la vida y nunca hubo nadie ahí para mi, se que tú igual te has desplomado en el piso, has llorado y sufrido, pero contigo será diferente a mi, tu nunca estarás sola, yo estaré a tu lado- pronunció cada palabra con tanta determinación.
Ese día estaba lloviendo y por esa causa hoy por hoy odio la lluvia. Es una red de recuerdos que quiero olvidar, pero debo admitir que creía en que aquello de que las personas que se encontraban mojándose en esta, serían eternos, juntos para siempre como mi mejor amiga y yo o como... Joder, el no de nuevo.

Un fuerte tropiezo me devolvió a la realidad, mi amiga estaba tendida en el piso y yo me había ido con ella, ella estaba muy mal y yo estaba simplemente cansada pero debo admitir que el alcohol le sumo peso a su cuerpo, ¿cuánto había tomado para que pesara así? De repente empezó a hacer mucho frío, intenté levantar a Ly pero se me impidieron los movimientos, un cuchillo oprimía mi cuello, no estaba ni a una distancia que me dejara respirar ni a una que me cortara la garganta, pero ahí estaba para crearme miedo.
-No te atrevas a pelear ni a moverte tan siquiera porque traspasaré tu dulce cuello con este cuchillo en menos de tres segundos- dijo esas palabras tan cerca de mi oído que parecía un susurro pero si lo del cuchillo no había sido suficiente, cuando empezó a tocarme determinadas zonas de mi cuerpo que en momentos diferentes me habría gustado, en estas definitivamente no. Quería gritar, tenía miedo, quería que él me salvara, quería salir de ahí.

Bastó un hábil movimiento de brazos para que el cuchillo cayera al piso, yo estaba en shock pero el estaba proporcionándole golpes muy rápidos y cuando por fin reaccioné fue cuando vi el cuerpo del asaltante ocupando un gran espacio del piso, sospechosamente inconsciente.

-¿Esta...?-

-Muerto, pos no, no lo esta, solo desmayado nada más-

-¿A quién tengo que agradecer?

-Luka y la distraída es???-

-Ohh Jinny y juró que si no fueras mi salvador probablemente tendrías mi marca en la cara-

-Que bien le paga usted a su salvador, cuando chiquita no le enseñaron modales- sus palabras salieron muy normales de él como si no fuera el segundo insulto que me tira en el día, que va, peor, en la noche. Se acercó a mi amiga y la levantó, se dirigió hacia mí al ver la cara de sorpresa que me lucía perfecta.

-No podremos arriesgarnos que venga otro violador, además que mi horario de servicios termina dentro de treinta minutos así que no queda más que acompañarlas- me acompañó hasta nuestro apartamento y  luego se despidió, subí y me acosté en mi cama como bola de cañón ¡Mañana será otro día!

Un pedacito de tiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora