Las puertas del palacio se abren para darle la bienvenida a nuevos miembros del harén.
Doyoung se encuentra en la sala privada del palacio junto a la reina, la cual había pedido ver a su nieto ya que lo extrañaba después de haber pasado tanto tiempo lejos del palacio principal.
—Quiero ver a mi papi —dijo Mark, causando ternura a su abuela. —Hoy no lo he visto.
—Tu padre está muy ocupado en estos momentos, debe encargarse del reino en lo que nuestro rey se recupera de su enfermedad —habló la reina Tiffany.
El niño amenazó con llorar y Doyoung casi entra en pánico de tan solo imaginar que su pequeño fuese capaz de hacer un berrinche frente a la reina, así que se acercó a el para poder tomar con cuidado su mano.
—Ven, corazón —susurró. —Eso no se hace.
—Doyoung —dijo la reina con voz firme, asustando de inmediato al pelinegro. —¿Esa es la educación que recibe un futuro heredero? Los príncipes no deben de hacer un berrinche por algo tan tonto como eso, no es una actitud propia de alguien perteneciente a la realeza.
—Lo lamento mucho, majestad...
—Escuché como te atreviste a hablar con mi hijo sin utilizar honoríficos —negó, claramente disconforme por la desobediencia del chico. —No te creas especial por haber tenido la suerte de embarazarte y darle un príncipe a mi hijo, aquí y en todo el mundo siempre serás un simple esclavo. Te vigilo, Doyoung, aprende a comportarte o haré que te manden al palacio de mármol.
—¡Atención! El general John Suh —avisó uno de los guardias.
El pelinegro automáticamente se hizo a un lado, con su pequeño hijo en brazos.
—Majestad —la voz del general interrumpió el regaño de su madre, esta cambió su expresión a una de cariño cuando pudo observar a su hermoso hijo acercarse a ella. —Mi madre querida, perdona la interrupción.
—Mi valiente guerrero con espíritu de dragón —Tiffany extendió su mano, recibiendo un beso en el dorso de ella por parte del general. —¿Qué sucede?
—El príncipe Kun desea ver a su favorito y al príncipe Mark, me pidió que los escoltara hasta el jardín principal.
La mujer pareció pensarlo, aunque automáticamente se rió cuando pudo ser testigo de la emoción de su pequeño nieto.
—Está bien, llévalos con mi príncipe —su mirada fue a parar de nuevo en Doyoung, quien decidió mirar en dirección al suelo. —Que no se te olviden mis advertencias.
—Sí, su majestad —respondió Doyoung, haciendo una reverencia para poder seguir al general.
Una vez salieron de esa habitación, el pelinegro sintió que podía respirar de nuevo. Medio palacio estaba enterado de que no le agradaba ni un poco a la reina, simplemente lo toleraba por ser quién había traído al mundo a un nuevo heredero, por otro lado, tenía toda la aprobación del rey para estar al lado de su hijo mientras no se metiera en asuntos que no le correspondían.
La felicidad volvió a su rostro cuando el general cargó a su pequeño sobrino en su espalda, haciéndolo reír a carcajadas, llamando la atención de las señoritas que veían la escena con ternura. ¿Quién no lo haría? Un niño sin maldad alguna disfrutando de sus pequeños momentos, era maravilloso poder presenciar eso dentro de aquel castillo enorme.
Su mirada se cruzó un momento con la del general, ambos se dedicaron una pequeña sonrisa, aunque casi al instante John volvió su vista al frente. Acababa de hacer algo que podría costarle la vida, ningún hombre podía observar directamente al rostro del favorito, estaba penado, el príncipe Kun asesinaría a cualquier idiota que quisiera disfrutar de la belleza que tenía por futuro esposo.
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Dinastía
Fanfikce¿La has escuchado? Aquella leyenda sobre una dinastía que se doblegó por completo ante un niño de campo. Amor, poder y venganza. Esta no es la típica historia de cuentos de hadas. TW: Aquí no se viene a reír y ser feliz, prepara los pañuelos amix y...