—¡Atención! —anunció uno de los sirvientes. —¡El príncipe Kun! ¡Príncipe del pueblo y heredero principal de la corona!
El castillo entero tembló ante la presencia del príncipe favorito de su padre, aquel que tomaría su lugar en caso de que llegase a fallecer. Kun caminaba con gracia por el gran pasillo, su belleza impactaba incluso a las esclavas encargadas de limpiar cada rincón del palacio.
Su aura tan llena de poder solo heredada por el gran rey y la belleza digna de un príncipe, obviamente a causa de la hermosa reina que tenía por madre. Astuto, capaz de liderar a todo su ejército con tan solo mover un dedo.
Príncipe Kun, el príncipe del pueblo, nadie se movía ante su presencia y si el no lo ordenaba, no podrían inclusive respirar cerca suyo. Tan cruel con sus enemigos pero justo y dulce con su pueblo. ¿Su gran adoración? Su futuro esposo y su pequeño de cinco años de edad, heredero legítimo al trono.
—¡Atención! —volvió a hablar el sirviente. —¡El general John! ¡Príncipe de la luna!
Dando pasos firmes, Johnny caminó detrás de su hermano mayor con su armadura reluciente. Habían llegado recientemente al palacio ya que su padre requería su presencia al estar enfermo, el general fue encargado de escoltar al príncipe de la corona y su familia sano y salvo hasta la capital.
Conocido como el general que menos corazón tenía a la hora de asesinar, encargado de cortar la cabeza de todos aquellos que intentaran traicionar a su imperio. Kun le prometió perdonarle la vida en cuanto llegase al trono a cambio de tenerlo siempre a su lado como su principal general y mano derecha, renunciando a sus derechos como príncipe, pero nunca al título porque había nacido bajo la familia real.
Ambos eran hermanos de la misma madre, tal vez por eso Kun se negaba a ejecutarlo cuando fuese su turno de ser rey. Quería creer que se trataba de eso y no de la eterna deuda que sentía porque le salvó la vida demasiadas veces.
—¡Atención! —gritó el sirviente una vez que ambos príncipes pasaron por el pasillo. —¡La princesa Irene! ¡La única favorita de nuestro rey!
Silencio. Todo el castillo guardó un respetuoso silencio mientras aquella mujer caminaba entre las personas formadas en el pasillo, con una sonrisa llena de superioridad y sus ojos capaz de leerte el alma completa.
La única hija del rey, aquella que fue capaz de pelear con su propio padre para que no la casara con un hombre viejo que solo quería aprovecharse de ella. Al final no se casó pero fue enviada a un castillo diferente como castigo por intentar desafiar las leyes de sus ancestros.
El palacio de mármol, un lugar igual de lujoso que el palacio de la capital, pero un poco más pequeño y solitario.
Por razones obvias ella no sería ejecutada al momento de que su hermano mayor tomase el mando, iba en contra de todas sus leyes. En realidad, era muy unida a su hermano mayor y estaba dispuesta a ayudarle en cualquier cosa que fuese a necesitar, pero no soportaba a John y su falta de corazón.
—¡Atención! —dijo otro de los sirvientes. —¡El favorito de nuestro querido príncipe a la corona y su hijo! ¡El príncipe Mark!
Los murmullos entre las personas pertenecientes al harén no tardaron en aparecer mientras que el muchacho pelinegro caminaba por el extenso pasillo de la mano con su pequeño hijo de seis años, detrás de él sus sirvientas de confianza y un par de guardias para procurar la seguridad del pequeño hijo del príncipe.
Doyoung observó a las nuevas chicas que habían llegado al harén, también algunos donceles que destacaban por su belleza. Una sonrisa salió de sus labios al notar como algunos de ellos peleaban contra los guardias para intentar huir, aunque no hubiese escapatoria del palacio.

ESTÁS LEYENDO
Dinastía
Fanfiction¿La has escuchado? Aquella leyenda sobre una dinastía que se doblegó por completo ante un niño de campo. Amor, poder y venganza. Esta no es la típica historia de cuentos de hadas. TW: Aquí no se viene a reír y ser feliz, prepara los pañuelos amix y...