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La tarde del cuarto día YoonGi se despidió de JiMin en completo silencio, sabiendo que su última clase tocaba con aquella maestra que tanto le ayudaba con su vida escolar. Se despidió de sus amigos como si nada estuviera pasando, sabiendo que él debía ser el último en salir. Ni siquiera se animó a salir fuera del aula, se quedó sentado con la mirada perdida en sus apuntes.

Dio pequeños golpecitos sobre el pupitre preparándose mentalmente para lo que venía como cada semana. Esta vez estaba dispuesto a pensar en JiMin, en su bello rostro y piel cálida, en su delgado cuerpo que cubría con la ropa, en esos gruesos labios que se notaban suaves para YoonGi, casi con sabor a miel. Su profesora ni siquiera estaba cerca y él ya podía sentir ese cosquilleo casi lleno de emoción.

Una voz femenina lo trajo de regreso obligándolo a abrir los ojos, decepcionándose al encontrar a su maestra frente a él, no le quedó más que levantarse de su asiento y estirar sus brazos sin ganas hacia ella. ¿Por qué seguir haciendo eso? ¿Por qué darle gusto a ella? Si tan sólo su maestra no estuviera casada con el coordinador de la escuela YoonGi podría negarse y acudir con alguien, pero en esa situación la mujer tenía la ventaja. ¿Quién le creía a un alumno? Aún si sus notas eran altas debido a las frecuentes difamaciones de estos su credibilidad siempre estaba en duda.

—Yoon...— La mujer habló llamándolo casi como un gemido mientras se acercaba. YoonGi sólo deseó desaparecer.

¿Disculpa? — Una simple palabra mal pronunciada hizo detener a la maestra, haciéndola girar casi sorprendida mientras que YoonGi casi se reía por dentro. —¿YoonGi está ocupado? Necetito ayuda...

La frase no fue perfecta y estuvo con algunos errores garrafales, pero a YoonGi le provocó una sonrisa que dedicó sólo para el chico que esperaba en la puerta. Un pequeño sentimiento de alivio mezclado con algo más subió hasta su pecho mientras tomaba sus cosas. La maestra parecía avergonzada y nerviosa regresando casi corriendo a su escritorio.

—Park... ¿Qué haces aquí? Pensé que tus clases habían terminado, ya casi nadie está aquí y...— La profesora hablaba demasiado rápido, tanto que los ojos de JiMin no tardaron en moverse hacia la izquierda. —Como sea, creo que si necesitas ayuda podrías consultarlo mañana con Min ya que él sólo es tu maestro de...

Es que... No comprendo mi tarea de literatura.

—Min no puede ayudarte siempre. Tú debes...

—Voy a ayudarlo. — YoonGi la interrumpió recibiendo su mirada de sorpresa. —Ya que es viernes sólo podré verlo hasta el lunes, y no quiero que su profesor de literatura se queje conmigo porque él no comprendía su tarea.

—Pero...

—Él es mi estudiante, si saca malas calificaciones me sentiré decepcionado de mí mismo.

La maestra se humedeció los labios asintiendo, mirando sus manos mientras que YoonGi caminaba hacia la puerta sin poder contener su sonrisa. Esa semana él no tendría que contener sus ganas de desaparecer de la faz de la tierra, él no tendría que tocar senos que le causaran desagrado. Tomó a JiMin del brazo y lo jaló fuera intentando caminar rápido, quizás porque no quería que su profesora cambiara de opinión y le exigiera que se quedara.

—Hagamos tu tarea rápido para que puedas ir a casa. — Canturreó teniendo en mente hacer los deberes él en lugar de JiMin.

Por primera vez se sintió completamente aliviado y feliz al final de su día escolar

Íntimo. » yoonmin.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora