𝐃𝐄𝐒𝐓𝐈𝐍𝐎 ┊ Suna Rintarou. ☑

007.

— Watanabe-san, te busca alguien.

Miré hacía la puerta del salón de donde venía la voz, asintiendo como respuesta, tomé mi bento y salí para verificar quién estaría buscándome. 

— ¡Icy! — Exclamó Suki.

Casi me dio algo del susto. — ¿Suki? Dios me asustaste...

Ella sonrió. — Vine a buscarte para ir almorzar juntas, perdón.

— ¿Almorzar? — Lo pensé un momento. — Oh si vamos, se nos hará tarde.

Conocía el tiempo que nos daban en almorzar, nunca fue de mi gusto comer apresuradamente, me gustaba tomar mi tiempo.

— Entonces eso pasó. 

Tanto Osamu como Suna miraban curiosos la situación, por otro lado, Atsumu estaba concentrado comiendo mientras parecía estar perdido en sus pensamientos analizando una de sus manos, como si estuviera en un dilema. Me encontraba en la cafetería con ellos, en una mesa, no era raro sentarnos juntos, todo ocurrió el día en que las mesas se ocuparon y solo quedó una, desde ese instante decidimos sentarnos juntos en el almuerzo, loco ¿no? 

Suki se encontraba comprando su almuerzo ya que había olvidado el suyo, por lo menos, tenía dinero de emergencia.

— Sobre el trabajo. — Empezó Suna. — Lo haremos en mi casa, después de clases, nos quedan tres días para terminarlo, apenas hemos tenido tiempo del entrenamiento... 

Cada vez arrastraba más las palabras, estaba agotado. 

— Ya estoy aquí, lamento la tardanza. — Apareció Suki, con su almuerzo, sentándose a mi lado.

— Se ve delicioso... — Eché un vistazo al almuerzo de ella.

— Si, cuando no traigo comida de casa, me gusta comer esto, es mi favorito de este lugar. Según las estadísticas que he reunido, este platillo es más sabroso, los demás están un poco desabridos. — Explicó Suki.

— Eres buena con las estadísticas. — Comentó Osamu, confundido.

— Las matemáticas son mi pasión. — Amplió la sonrisa.

— ¿Puedo preguntar? — Miré directo a Suna.

— Ya lo estás haciendo. — Sonrió levemente, claramente burlón.

— Gracioso... — Rodé los ojos, comiendo un poco de arroz.

— Yo quería preguntar, ¿Eso es comida de tu país? — Preguntó Osamu, viendo mi bento.

— Si, está vez quise traer algo como solía comer en mi país, ¿Quieres? — Pregunté pero Suna se adelantó.

— Yo quiero, gracias. — Me robó un trozo de pollo.

— Oye ella me dio a mi, no a ti. — Regañó Osamu sacando un poco tampoco.

— ¡Ya se! — Por fin Atsumu se dignó hablar después de estar mudo por varios minutos.

— Por un momento creí que estabas muerto, me preocupé por nada. — Dijo Osamu, con una mueca.

— Creí lo mismo, estaba más tieso que un dinosaurio. — Agregó Suna.

Suki y yo nos reímos por los comentarios de ambos mientras Atsumu se ruborizaba y regañaba contra ellos.

— ¡Solo estaba pensando!

— ¿Tu pensando? — Preguntó Osamu divertido. — Cuidado que te da un parálisis mental y te quedas más idiota.

— ¡'Samu! — Frunció el ceño Atsumu. — Con ustedes no se puede.

— ¿En qué pensabas? — Pregunté, captando la atención de los demás.

— Una nueva estrategia, para jugar. — Respondió Atsumu, indignado. 

— ¿Tienen algún partido? Al parecer están entrenando más de la cuenta. — Mencioné al respecto.

— Las nacionales se acercan, habrán equipos buenos, la otra semana partiremos. — Esta vez explicó Osamu.

— ¡Las nacionales! El equipo de mi primo estará ahí. — Afirmó Suki.

— No creí que tu primo jugara volley. — Reconocí.

— Es bloqueador central, es increíble. — Los ojos de Suki brillaban.

— ¿En qué equipo está? — Atsumu estaba interesando.

— Karasuno. — Respondió Suki con orgullo.

— ¡Karasuno! ¿Puedes decirme que...?

— Olvídalo, no te diré nada de ellos, solo espera hasta el torneo. — Dijo Suki con burla.

— Si Karasuno derrotó a Ushijima... Debe ser buen equipo ¿no? — Articuló Suna, terminando lo su comida.

Observé la hora, ya era hora de entrar, me apresuré a guardar mis cosas.

— Empezará la siguiente clase, me iré primero. — Anuncié, levantándome.

— Te acompaño. — Dijo Suna, levantándose.

— ¡Yo también! — Soltó Atsumu.

— Cállate y espérame. — Osamu fulminó con la mirada a Atsumu.

Suki pareció entender la situación de los dos así que demoró más.

— Adelántense ustedes dos. — Señaló sonriente, ¿estaba bien?

Me adelanté junto a Suna, caminando silenciosamente por el pasillo, aún me parecía extraño el comportamiento de esos tres.

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