Entre Letras, Tú

Todo comenzó en el mismo balcón...

Estoy,
huelo un perfume que se hace controlador,
entonces ahí voy,
giro mi cabeza y caigo,
te veo ahí,
cómo siempre,
tan dominador.

Una sonrisa se apodera de mis labios pálidos,
entonces no soy solamente yo,
vienes tú y le das un nuevo color.
Mis ojos experimentan picazón,
se mueven a analizar cada detalle que mi mano no alcanzó.

Pero hablamos de tocarte,
quería hacerlo así,
ir marcando territorios con el arma que tu risa me entregó,
ir tomando una forma con un nuevo sabor,
sería tu boca,
quién en pecado se regaló,
quién descaradamente
me cedió un nuevo permiso a tu corazón.

Lo que ahora si lo miramos,
estamos en un mismo balcón,
oyendo a personas que notan muestra frustración.
La incapacidad de sentirte es mi peor afección,
y nos encontramos en la misma estación.
Finjiendo no saber a dónde voy,
cuándo sé que mi mente conoce un destino que la lleva al rubor,
uno que le hace recordar que le gusta escuchar la misma música,
en el mismo vagón.

Pensaré en lo intenso que se dió nuestra conversación.
Cómo habló el aire con la telepatía tomando de la copa de la pasión,
ya ahí el enemigo de la lógica hizo una celebración.
Festejó con lo que hicimos en ese balcón,
con la más extraña discreción.

Al final del día me vendí con la prohibición,
e hice un pacto con un nuevo negociador,
ese hombre de noche me escoltó hasta tu habitación,
me emborraché de tu aroma y parecía adicta sin ninguna adicción,
ya luego el cuento acabó
con cuerpos unidos mediante el éxtasis
del propio amor.