Fix You (Marc)

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Veo a las chicas jugar en el jardín de casa y pienso en las palabras de Alex. Por un instante quiero considerar lo que el castaño viene sugiriéndome desde hace un tiempo, pero no tengo la suficiente valentía para poder ir donde su hermano y pedirle una cita o algo similar.

Marc suele ser amable, pero nunca ha demostrado mayor interés en mi, al menos no en el sentido amoroso de la palabra, y es que en cierto punto lo entiendo, digo, perdió a su mujer en un accidente y ha tenido que criar a Alma él solo.

Bueno, solo solo tampoco, ha tenido el apoyo de todos... Pero es distinto a contar también con el apoyo de la madre de la pequeña, sobre todo si era el amor de tu vida y la perdiste de un momento a otro.

- Mami, mira lo que Alma y yo hemos hecho - levanta el lienzo en el que han estado pintando durante la tarde y me quedo a en blanco cuando reconozco las figuras.

- ¿Verdad que nos quedó bonito? - miro esta vez a la pequeña castaña y no puedo evitar asentir en silencio.

Me hago la tonta y trato de pensar en que la pareja que se ve en la pintura no somos Marc y yo, y que las dos niñas pequeñas no las representa a ellas. Carraspeo intentando encontrar mi voz en algún lugar de mi cuerpo.

- Eh... Claro, les ha quedado precioso...

El sonido del timbre me hace sobresaltar pero agradezco ser salvada por este. Las niñas vuelven a su "sección de arte improvisado", pintando algunos "detalles" que le faltan a su obra de arte.

Camino hacia la puerta de casa encontrandome con el padre de Alma, y me quedo sin respiración por un momento al ver la chaqueta de cuero que lleva puesta, y como esta le queda.

Percibo como Marc también se me queda mirando por un momento, pero una luz de tristeza asoma en sus ojos, recomponiendo su fachada serena.

- Hola Shey, he venido por Alma.

- Claro, pasa.

Me hago a un lado para que pueda ingresar y doy un salto de sorpresa cuando Marc ubica su mano en mi cintura y me da dos besos.

Sus labios en mi rostro causan una sensación de calor y hormigueo en mi piel, y su cercanía es tal que el magnetismo que nos une se percibe con fuerza.

Lo veo tragar saliva mientras sus ojos me transmiten la lucha que se instala en su interior, lo que me hace levantar la mano para tocar su mejilla, roce que finalmente nunca llega.

Señor Jesucristo, si este hombre es capaz de causar estas reacciones con solo tocarme apenas, no quiero ni pensar...

- Em... - carraspea sacándome de mi ensoñación y mis ojos vuelven a conectar con los tuyos. Genial, Sheyla, quedas en ridículo nada más él entra - esto... ¿Todo bien?

Me apresuro en asentir rápidamente - si, claro, pasa, pasa.

Marc me observa un par de segundos, pero luego parece decidir creerme y continua el camino al interior de la casa, no sin antes darme una última mirada.

Maldita sea, eso ha sido intenso.

Apoyo mi espalda durante un momento en la puerta, intentando relajar mis hormonas revueltas. Respira hondo Sheyla, actúa como la adulta y madre responsable que eres.

Veo como Marc saluda a ambas niñas, quedándose más tiempo con su hija, pero dedicándole cariño también a la mía. Me derrito por dentro al ver cómo dialoga con ambas, gesto que atesoro en mi mente junto a otros momentos.

¿En qué momento he caído rendida por este hombre?

- Papi, mira lo que hemos pintado, Shey dijo que estaba lindo - señala la hoja grande con la escena familiar que han pintado ambas, el cual se nota claramente que nos representa a los cuatro juntos.

One Shots MárquezDonde viven las historias. Descúbrelo ahora