Capítulo 4: Preocupación

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-Tengamos una cita

La cara de determinación de la muchacha hizo que Ichigo se colocara un poco rojo.

- ¿U-Una cita?

-Asi es,una cita.

El ojimiel realmente no lo podía creer. Si bien era popular con las muchachas, ninguna era tan valiente como para proponerle salir apenas conocerlo.

-Aunque...tal vez deberíamos llamarle Salida de aprendizaje.

- ¿Eh?

El peli naranja parpadeó, un poco confundido.

-La verdad es que pronto se hará una exposición en la galería de arte contemporáneo, y no tengo acompañante. Por eso ¡Por favor, ven conmigo!

"Oh, era algo tan simple como eso"

Ichigo suspiró. Se sintió un completo idiota malinterpretado la situación.

Lo pensó detenidamente. Si iba con ella, podría inspeccionar varias pinturas y aplicar algunas técnicas nuevas a su trabajo.

-Está bien. Si logras mejorar tus trazos, tal vez podamos ir la próxima semana.

- ¡Yei! Lo esperaré con ansias.

La chica juntó sus manos en un aplauso alegre.

- Práctica tus trazos como te lo expliqué. Nos vemos mañana.

-Nos vemos, gracias, señor Kurosaki.

El joven detuvo sus pasos, y se volteó para mirar a la menor.

-Solo llámame Ichigo.

Rukia sonrió.

-De acuerdo. Lo haré desde ahora.

Sin más que decir, ambos se despidieron y siguieron cada uno su camino hasta sus respectivas facultades.

El sábado llegó, y con él, el encuentro entre Ichigo y Rukia.

Acordaron encontrarse en el taller de pintura. Ichigo llegó un poco antes, para arreglar la sala y que Rukia pudiera modelar a gusto.

- Buenos días. Llegaste temprano.

Rukia habló con un tono alegre desde un costado de la puerta.

-Tú también.

-Quería ordenar un poco antes de que llegaras, pero volviste a ganarme.

La chica entró finalmente a la sala y dejó sus cosas en una pequeña mesa del rincón.

-No sabía cómo debía venir vestida, así que no me culpes si no puedes hacer mucho con esta ropa.

Rukia venía vestida con ropa casual, pero bastante bonita. Unos jeans azul oscuro, un beatle color beige y una boina en la cabeza.

-Tranquila, siempre te ves bonita.

Y sí. La chica tenía una bonita cara. Y aunque la complexión de su cuerpo era pequeña, armonizaba perfectamente con su rostro y personalidad.

"No te hubiera elegido si no me parecieras linda"

-Vaya, me siento halagada.

Después de mirarla unos segundos, Ichigo se alejó para comenzar a trabajar.

- ¿Eh? ¿Ya vas a empezar?

-Sí.

- ¿Qué se supone que debo hacer?

El color de tu corazónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora