III

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Sunghoon caminaba por los caminos trazados por los antiguos viajeros, entre arbustos, silencios y arboles siguiendo el mapa que había robado de la biblioteca y una brújula de oro guiando su rumbo. Si no le fallaba la lectura del sol era alrededor de las dos de la tarde, no había parado ni un segundo desde que salió de Versalles. Caminaba solo por esos grises caminos con el cielo pintándose cada vez más de tinieblas penumbrosas y amenazantes

¿Quién lo diría?

El gran heredero al trono ahora estaba en medio de algún recóndito lugar de los campos de Francia como una aguja perdida en un pajal siendo simplemente otro ser sin importancia de este mundo, deseando iniciar todo de nuevo y olvidar de una buena vez su inmenso dolor.

Huir de Versalles no fue tan difícil como creyó, aunque llevaba una humilde espada y cuchilla guardada para defenderse en caso de que lo traten atacar y retener. Escaló por las rendijas de oro traseras y ya que de milagro no hubo guardia alguno rondando la zona pudo bajar rápidamente y fue hacia las pequeñas colinas que rodeaban el palacio regresando a ver de vez en cuando viendo como al alejarse más y más el palacio se volvía un pequeño punto dorado entre los árboles hasta finalmente desaparecer en el horizonte. El hecho de que en verdad estaba lejos de su hogar daba vueltas por su cabeza de un lado al otro ¿era verdad? ¿Realmente había huido?

En ese dulce sentimiento tenía la sensación de que todo eso era un sueño producto de la fuerte medicina, pero sabía que lo que estaba viviendo era tan lucido como el pasto que tocaba y el viento que lo hacía bailar a largos pasos con chisporroteos de lluvia. Sabía que estaba vivo cuando sentía la nuca arderle de la fiebre o su estómago rugirle de hambre. El hijo del mundo que corría por sus propias venas, llorando y rogándole a Dios una nueva oportunidad en esa vida sin luz a pagar las ofensas que ha cometido y cometerá, rogándole que escuche su inmenso corazón sediento de libertad. Bailando con el reino que alguna vez fue suyo un trágico vals del ultimo juicio donde los ángeles coreaban su renuncia a la gloria.El cielo alto y retumbante siguiendo al rey que eligió y huía de si mismo. La sangre azul que corría por sus venas se coloreaba de negro por la maldición de huir.

Roi des rois, accepte ton destin, accepte ta couronne et ne danse pas seul dans la tristesse avec un peu d'amour et de miel sur les routes pavées, les bois et les champs de ton propre royaume.

Aún así, aunque los ángeles y diablos canten a su regreso y las garras de la jaula de oro le pisaban los talones rogaba por un último baile real, donde él sea el único bailarín de todo el salón danzando consigo mismo y siendo su propio espectador de su felicidad y amargura. El último donde pronuncie su nombre, baile con los encantos de Francia, su madre, su padre, con el recuerdo de quien fue y de quien amó. Hasta que los candelabros de apaguen y los vidrios se rompan, solo ahí para poder cantar su libertad.

Estaba débil, no iba a mentir. De repente la cabeza le daba vueltas, los músculos se le entumecían, los parpados le pesaban, la respiración le era pesada envuelto en la corriente otoñal y a veces solía sentir que en cualquier momento se desplomaría, pero su fuerza de voluntad era más fuerte y lo mantenía con la cabeza en alto. Había caminado sin parar desde el momento que abandonó el castillo por miedo a ser encontrado pero su frágil cuerpo sin comer y un poco ardido en fiebre tenía tanta fuerza de voluntad como Cristo, cargando con la cruz que él mismo construyó. Era un dolor merecedor de la escapada, moviendo el cielo, el día y la noche.

Hasta que finalmente ya no aguanto más el hambre y decidió que era un buen momento para darse un descanso, estaba lo suficientemente lejos como para que nadie lo logre encontrar en las faldas de un remota colina que albergaba un frondoso bosque que no estaba bien trazado en los mapas, estaría bien. Caminando un poco más encontró un fino arroyo de guas transparentes y algunas piedras resplandecientes formando su camino. Se sentó en una de ellas y sacó de su bolsa pan y queso que se había robado de la cocina antes de partir. Plácidamente empezó a comer apreciando el paisaje, pensando en que haría una vez que su nombre sea borrado de la historia.

𝐂𝐑𝐎𝐖𝐍 ❛𝓢𝓾𝓷𝓼𝓾𝓷❜Donde viven las historias. Descúbrelo ahora