CAP. 6

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  Sabía que la muerte de alguien allegado no era fácil de superar, había tenido más que tiempo suficiente para recordar la ropa que llevaba la mujer en la mañana y unir las piezas, el aceptar la propuesta de Midnight, fue una manera de distraerse.

—¿Vienes a ver a Luna? —preguntó Aizawa rascándose el párpado inferior del ojo..

—Si, la has visto? —Midnight quien despertó con resaca, luego de una ducha recordó no haber visto a la soldado luego de que dijera ir a tomar aire por lo que preocupada vino a ver como estaba.

—No ha salido de su cuarto.. debe querer un poco de tiempo a solas -mumuró

—¿Le sucedió algo?

Aizawa sólo entonces recordó que fue el único que estuvo llevándola hasta su cuarto y presenció aquello. No podía hacer mucho, en parte era su culpa, había mezclado las bebidas con la esperanza de sacarle información pero ahora no sabía que tanto era bueno saber de ella, aunque no sabía todos sus "secretos" el solo ver algunos que parecían más íntimos se le hizo abrumador.

—No —negó luego de pensarlo

Antes de que Midnight le volviera a preguntar, sospechando de la respuesta Luna se acercó y decidida a disculparse, no recordaba que había pasado pero era probable que les haya causado problemas.

—Hola, lamento los problemas que les causé ayer creo que no volveré a tomar.

—No debes disculparte, es normal si no estás acostumbrada -se apresuró a decir Midnight, sin saber exactamente qué fue lo que hizo mal.

—Ya veo, debo hacer un informe solo quería disculparme.

El azabache miro como se marchaba, le era extraña, mientras ayer lloraba hoy temprano actuaba como si nada hubiera sucedido, la mayoría de las personas estarían avergonzadas luego de que las vieran llorar.

—Entonces me marcho... - dió aviso Midnight dirigiéndose a la salida

—Adiós -se despidió Aizawa tomando asiento para beber su café mientras pensaba en el comportamiento de la soldado, sin duda era una mujer extraña.

[...]

El día se sentía extrañamente largo, estar en misiones constantemente la mantenía siempre en un ritmo agitado permitiéndole no pensar en nada más que en su trabajo, pero la misión actual no suponía estar planeando estrategias, vigilando sospechosos o recabar información, era entrenar a adolescentes lo que generaba tener horas libres y descansos.

Ahora era el sentimiento de tener un vacío lo que la llenaba, algo totalmente irónico, no tenía las fuerzas para enfrentar a nadie pero a la misma vez sentía que si se mantenía quieta no se movería en semanas o meses.

Halcón negro le había dicho que descansará pero era imposible hacer algo que no hizo desde hace una década. La noche anterior intentó distraerse y aún no recordaba que había hecho y esa sensación de incertidumbre la tenía asustada.

El suave toque de la puerta la despertó de sus pensamientos, Luna que estaba en un rincón sentada en el suelo se levantó con pocas ganas.

—Si? -preguntó abriendo la puerta.

El pelinegro estudió la habitación oscura, por supuesto quién podría sonreír a la fuerza, el ambiente reflejaba el estado de ánimo de la soldado.

—¿Sucedió algo? -confundida al ver al pelinegro frente a ella, miró a su alrededor buscando lo que el pelinegro miraba.

—¿Puedo pasar?

—Está bien.. -respondió haciéndose a un lado, era raro, cerrando la puerta aún confundida estudió al azabache.

Si había cometido algún error anoche no lo recordaba pero estaba segura de que aquel hombre se lo reprocharía, después de todo no eran amigos.

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