visita a prisión

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Grindelwald recorría su palacio tranquilamente. Últimamente pasaba tanto tiempo ahí que a veces se cuestionaba el poder salir, quizás un día de estos ya no podría salir y se quedaría atrapado por siempre en su mete.

No se desconectaba por completo de la realidad porque, de vez en cuando, guardias iban a ver cómo estaba, y si estaba de humor daba señales de vida antes de que un gran grupo de magos tuvieran que entrar a revisar su condición, deseando que este muerto o demasiado débil como para intentar escapar.

Gellert no intentaría escapar, no porque estuviera muy débil, o porque esta vez tomaron medidas que eran incluso exageradas, aunque halagadoras, para evitar su huida. Él no se fugaría. ¿Para qué? Albus tenía la varita, le había traicionado ¡y vencido!, le quitó la varita en un duelo y pisoteo sus sueños de un mundo mejor y lleno de paz para los magos. Olvidó todo acerca de sus planes por un bien mayor y en su lugar lo encerró, a él, quien estaba dispuesto a liberar al mundo mágico de sus cadenas auto impuestas, de la opresión que ejercían los muggles. Ahora que se tendrían que esconder para siempre entre las sombras, Grindelwald no tenía motivos para salir.

Siempre está tranquilo en su celda, está tan tranquilo que lejos de inspirar paz a los guardias que le vigilan, los tiene en constante agonía, siempre temerosos de que al fin ejecute su plan de escape y se revele, que se vuelva loco y los mate por diversión o que haga alguna otra cosa que solo se le podría ocurrir al mago que se vatio a duelo con "el mago más poderoso".

Gellert no se queja sobre el título no oficial concedido a Albus, se lo otorgaron luego de vencerlo a él, así que no estaba mal del todo. Pero aún así no quería que lo tuviera, porque exactamente era un recuerdo constante de su enfrentamiento, de la traición hecha por aquel que alguna vez considero su compañero. Ambos habían planeado un futuro juntos y Albus simplemente le dió la espalda a ello, a ellos.

Día tras día desde su encierro Gellert se hundía en irá, recelo y auto compasión. Pensaba en su antiguo amor y como este le dió el final más doloroso. Primero, rompió su mayor muestra de amor y confianza, para luego aprovechar la ausencia del pacto de sangre y atacarlo del modo más frío posible.

Por ello pasaba mucho tiempo en su palacio. Rememorando los recuerdos polvorientos del verano que pasó con Albus y del fatídico final que este tuvo. El verano en dónde consiguió la relación más significativa que tuvo, y que jamás tendrá, y el verano en el que está se rompió sin dar posibilidades a qué pueda ser reparada.

Otras veces revivía su duelo, buscaba razones y escusas para su derrota, algo que fuera mejor para su ego. Cuando estaba lo suficientemente dispuesto a autodespreciarse imaginaba qué podría haber hecho distinto, diversos escenarios, no muchos realmente beneficiosos para él.

Pero generalmente leía, cualquier cosa que no haya leído con Albus o de lo que no hubieran hablado, así que no tenía lecturas realmente interesantes para distraerse de las heladas cuatro paredes que lo aprisionaban.

No utilizaba fuego, no lo necesitaba. La humedad y el frío creaban una especie de falso confort que lo mantenía lo más alejado de la calidez que conoció en el Valle de godric, le recordaba un poco a su tierra natal.

No respondía las cartas que le llegaban, ni siquiera las leía. La mayoría eran de Albus, otras cuantas de fanáticos. Los guardias veían con envidia como le llegaba correspondencia del increíble Dumbledore y luego con desaprobación cuando rechazaba el correo. Aunque nadie parecía sorprendido por el desdén hacia el correo del otro mago. Nadie conocía realmente bien su historia, solo sabían que Albus Dumbledore había vencido a Gellert Grindelwald.

Se encontraba en su palacio mental pensando en que leer, cuando escuchó pasos. No le interesaba quien era, pues estaba dudando en escarbar en la sección prohibida donde guardaba todos esos libros que el mismo Albus le había recomendado, generalmente con una sonrisa en el rostro y ojos brillantes, feliz de al fin tener a un igual con quien compartirlos.

Visita a prisión [Grindeldore]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora