Capítulo 3

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—No puedo negar que me sorprendió con la comida— El ex-militar y patriarca de la familia soviética se encontraba sentado en uno de los tantos sillones de la sala de aquella casa, una ligera sonrisa adornando su rostro lleno de cicatrices. Después de todo, ¿quien no tendría una después de una deliciosa cena?

—Oh, si..lamento si no fue de su agrado— Habló algo nervioso Francia, quien tambien se encontraba sentado en un sofá enorme, Reino Unido y Canadá se encontraban en el tambien, mientras que Nueva Zelanda y USA se hallaban sentados en unas sillas cerca de los hermanos sovieticos, Australia y Kazajistan, los futuros esposos, se hallaban en un sillon juntos, este era lo suficientemente espacioso como para mantenerlos a ambos comodos.

—No, no, no, no me malinterprete, me encanto, es solo que esperaba algo mas..propio de su cultura, no lo se— Aclaró rapidamente el mayor, no queria ofender a sus consuegros a solo unas horas de haberlos conocido.

—Ah bueno, queria hacer algo a lo que estubieran más familiarizados, pensé que tal vez les causaría algun tipo de disgusto el tener que probar nuevas comidas así tan de pronto, encima que seguro vienen cansados de su viaje— Explicó el frances.

—¡Que va! si nosotros llegamos ayer, ya estamos lo suficientemente descansados— Exclamó sonriente Bielorrusia.

—¿Les parecio comodó el vuelo? me preguntaba si no habran encontrado algun que otro inconveniente— Inquirió USA, sin dirigirse a nadie de la familia contraria en especial.

—En realidad estuvo muy bien, aunque yo no estuve muy pendiente de esas cosas en general, venia más concentrado en dormirme mientras Kazajsitan me contaba las una y mil maravilas sobre su querido novio— Reveló Lituania, dibujando una sonrisa burlona en su rostro y haciendo que mas de uno de los presentes soltara una risita leve, avergonsando al pobre kazajo.

—¡Oh si! me acuerdo perfectamente, hablaba sobre como procuraba siempre darle pequeños masajes de pies, como siempre recordaba cuanto odiaba el helado de menta, y tambien nos contó de la vez que fueron al cine en la madrugada y...— Agregó Ucrania, hablando y hablando, dandole oportunidad a los demas presentes de contar sus propias historias.

Canadá no podia evitar sonreir al ver como poco a poco se hiba formando una conversacion entre todos, le alegraba que al fin las cosas se hubieran calmado, en la cena no se habia hablado mucho, no solo por que todos estaban concentrados en comer, sino tambien por que se sentia esa aura de incomodidad entre las dos familias. Pero al parecer solo debian entrar un poco más en confianza, despeus de todo, no todas las personas son capaces de soltarse a la primera con cualquier desconocido.

Mientras casa uno de los sovieticos hablaba, Canadá observaba y escuchaba atentamente, intentando recolectar la mayor cantidad de informacion posible sobre esa persona en especifico, era una habilidad que se habia visto obligado a desarrolar en su carrera profecional.

Tomaba nota mentalmente de cada uno de ellos. URSS parecia ser un hombre serio y de la vieja escuela, pero cariñoso y sabio. El nombrado Bielorrusia se veia como de los más alegres del grupo, hablando hasta por los codos. Rusia era un joven albino completamente, algo que podia percibirse a simple vista, su cabello era completamente blanco, al igual que su piel, lo unico que parecia tener algo de pigmentacion eran sus ojos, los cuales eran de un azul muy pálido. 

Dejando de lado lo fisico, hasta ahora parecia ser alguien tranquilo pero alegre, se reia especialmente fuerte con los chistes ocasionales de Nueva Zelanda, pero muchas veces permanecia quieto y con una mirada pacifica y sin brillo en su rostro. Ucrania era un joven parecido al resto de sus hermanos, se veía como alguien rebelde por su extraño corte de cabello y sus aretes, pero no se podia negar que le quedaba bien. Y así continuó observando y hablando en la pacifica velada.

"𝙴𝚡𝚙𝚎𝚛𝚒𝚎𝚗𝚌𝚒𝚊 𝚗𝚘 𝚌𝚘𝚖𝚞́𝚗" ☁︎⚠︎ CanRus.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora