Capítulo 4

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En aquella tranquila y algo fría noche, el cielo era iluminando por la gran luna que era cubierta ligeramente por las nubes de las cuales habían solo una cuantas, dando paso a qué las estrellas adornarán de una forma hermosa el cielo

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En aquella tranquila y algo fría noche, el cielo era iluminando por la gran luna que era cubierta ligeramente por las nubes de las cuales habían solo una cuantas, dando paso a qué las estrellas adornarán de una forma hermosa el cielo. En el jardín trasero de aquella enorme casa, justo en una banca de madera, el albino de cabellos blanquecinos se encontraba sentado en espera de cierto canadiense, quien hace apenas unos minutos le había invitado a aquel lugar para hablar sobre cierto tema, el cual aún era un misterio para el.

No paso mucho para que Canadá saliera de aquella puerta de cristal la cual conectaba la casa y el jardín. Tras cerrar esta misma, comenzó a caminar de forma tranquila al joven de la banca.

Cuando llegó con este se sentó a su lado, procediendo a dar comienzo a lo que los había traído ahí en primer lugar.

—Disculpa si tardé mucho, hay veces en las que mi hermano habla aunque le falte aire en sus pulmones— Se disculpó con una sonrisa ligera, sin llegar a mostrar sus dientes.

— No importa, algunos de mis hermanos son iguales cuando hablan —Confesó con su común rostro relajado— Y bueno, ¿de que querías hablar? —Interrogó con curiosidad, observando al joven doctor, quien aún no borraba esa sincera y tenue sonrisa de su rostro.

—Escucha, como ya había mencionado, mi nombre es Canadá, soy alergólogo y, si me das autorización, puedo ayudarte con tu condición —El ruso permaneció en silencio, algo aturdido por la información que el contrario había soltado así de golpe—. Lo que me comentaste hace unos momentos me intriga, con un padecimiento así lo más probable es que se viera reflejado en tu cuerpo, no obstante, luces como una persona bastante sana y si me das la oportunidad puedo buscar una manera de ayudarte— Expuso mientras que agrandaba un poco su sonrisa, le causaba emoción este posible nuevo caso y eso su cuerpo lo hacía ver rápidamente.

La respuesta positiva que Canadá esperaba jamás llegó, lo único que obtuvo fue un silencio tan grande que hasta el canto de los grillos parecían estar a un volumen muy alto. El albino desviaba su mirada a la vez que jugaba un poco con las mangas de su abrigo, como si tratara de ocultar algo, sin embargo, esto paso desapercibido por el medico. Canadá lo medito un poco tras unos minutos de silencio, quizá había sido muy directo.

Su comportamiento había sido un poco... bueno, tal vez muy profesional y debido a eso lo único que había causado fue incomodar al ruso. Lo primero que pensó es que seguro el albino creía que era un entrometido al que no debería importarle por lo que pasa. En realidad no estaba muy equivocado de pensar eso, Rusia se cuestionaba internamente el por qué tanto interés en su vida, cuando literalmente lo había conocido hace apenas un rato y no podía asegurar que el de origen canadiense fuese alguien de fiar.

—Es una bonita noche, ¿no lo crees? — preguntó el médico, desviando totalmente el tema.

—Наверное (Supongo)— Respondió algo inseguro, no es como si fuera algo muy común en él platicar tan fluidamente con alguien después de recién conocerle.

"𝙴𝚡𝚙𝚎𝚛𝚒𝚎𝚗𝚌𝚒𝚊 𝚗𝚘 𝚌𝚘𝚖𝚞́𝚗" ☁︎⚠︎ CanRus.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora