Capítulo 5

48 10 0
                                    

El sovietico mayor se encontraba sentado plácidamente en su mecedora, respiraba tranquilamente mientras mantenía los ojos cerrados. No estaba dormido, solo se permitia disfrutar ese momento de paz que le brindaba su hogar.

Su hijo mayor entró en el jardín en el cual se encontraba, cargando en sus manos dos tazas, cada una con una cuchara dentro. Se acercó hasta su padre, extendiendole la taza para despues de que este la tomara, sentarse en la mecedora al frente de este.

—No se cuánto azucar tomas en el té, asi que te puse solo dos cubitos, avisame si necesitas más— Habló Rusia, acercando su taza hasta su boca y bebiendo de ella calmadamente.

—Вроде нормально, спасибо (Asi esta bien, gracias)— Respondió, imitando la accion de su hijo, ambos permaneciendo en silencio mientras el día recién empezaba frente a ellos.

El cielo era una hermosa y majestuosa combinacion de celeste, lila y rosa, todo mezclandose dandole un toque místico a la hermosa mañana que compartian padre e hijo en el jardin del primero.

Aún con los ojos algo pesados, Rusia continuó bebiendo de su taza, el aire fresco y frio chocando contra su cuerpo, el silencio tan común a esta hora y el té caliente resbalando por su garganta relajaban su cuerpo de formas milagrosas, por esta y otras razones amaba tanto este lugar, y especificamente este momento del día.

Ninguno de los dos hablaba, ambos eslavos se permitian disfrutar de su bebidas y oir sus propios pensamientos, las palabras sobraban en ese ambiente. Pero el silencio no duró mucho, un sonido familiar llamó la atencion de ambos, se trataba del telefono de Rusia, quien lo tomó inmediatamente y, poniendo la taza a un lado, procedió a contestar.

El sonido de las teclas se unio al ambiente, la URSS decidió ignorarlo mientras terminaba su taza, los té que hacia Rusia eran de sus favoritos, muy pocas veces lo decepcionaban. Terminó su taza de un sorbo más y la puso en la mesa que se encontraba entre ambos, recostó su cuerpo en su mecedora y se entretuvo balanceandose de atras hacia adelante, una buena forma de hacer la digestión, a su parecer.

Segundos despues, Rusia apartó al fin el telefono y volvió a tomar su taza, suspirando antes de tomar otro sorbo. 

—¿Quien era?— Inquirió el sovietico mayor sin abrir los ojos o dejar de mecerse.

—Papá, no es de tu incumbencia— Criticó el ruso, observando fijamente al contrario.

—De todas formas quiero saber— Replicó el de pelo castaño.

—Era Kazajistan, necesita mi ayuda para algunas cosas de la boda e irá a mi casa el proximo martes— Respondió Rusia, dandose por vencido.

—...Esta algo nervioso por lo de la boda, ¿no?— Comentó la URSS como pregunta retorica, al fin dignandose a abrir los ojos, pero sin mirar a su hijo.

—No lo creo, no es ese tipo de persona— Respondió el albino sosteniendo su taza entre ambas manos.

El sovietico permanecio en silencio por unos segundos, balanceandose cada vez más lento.

—¿Qué piensas de su prometido? Se llamaba Australia, ¿no?— Inquirió la URSS.

—Es un buen chico en mi opinion... No esperaba que Kazajistan lo eligiera a el, la verdad, sus culturas son muy diferentes, personalmente yo no habría escogido a alguien así, pero allá el— Respondió Rusia, observando su taza ahora vacia.

—Pienso lo mismo... ¿Y qué te parece su familia?— El mismo sovietico no sabia ni que pensar sobre la nueva familia de su hijo, asi que ¿por qué no valerse de la opinion de otros?

—Es algo... refinada... Si, esa es la palabra. Son muy educados y serviciales, me agradan, pero el rubio de lentes es algo parlanchin, tal vez si hablara un poco menos...— 

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Nov 22, 2023 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

"𝙴𝚡𝚙𝚎𝚛𝚒𝚎𝚗𝚌𝚒𝚊 𝚗𝚘 𝚌𝚘𝚖𝚞́𝚗" ☁︎⚠︎ CanRus.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora