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Durante cuatro largos años Jimin había tenido la dicha de poder conocer hasta el más recóndito lugar de la mente de Taehyung. Aprenderse sus gustos y disgustos al pie de la letra, al derecho y al revés; conocer incluso lo que pensaba en las situaciones más disparatadas, en qué significaba cada una de sus expresiones.
Sin embargo, ese día Taehyung no lucía como Taehyung.
Sabía de antemano que tal vez había cometido el pequeñísimo error de no especificar en que momento exacto del día la abstinencia sería levantada, mas tampoco esperaba que Taehyung prestase mucha atención a sus palabras e incluso creyó que llegaría a olvidarlo.

Pero ahora, estando frente a la computadora, con la cámara y el micrófono encendidos, luciendo una expresión que no dejaba mucho a la imaginación y con los húmedos sonidos provinientes de la garganta de Taehyung, podía decir que ese error le iba a salir realmente costoso.

Se relamió los labios, fingiendo una pequeña sonrisa, pues no era el único en la videollamada. El profesor a cargo, que gracias a dios era el más joven y por ende más considerado. Sus compañeros de carrera, no sólo de su grupo, sino de toda la facultad se encontraban también ahí, tenía alrededor de veinte personas viéndolo, escuchándolo y probablemente pronto, burlándose de él.
Tragó saliva de manera dificultosa y tratando de lucir lo más normal que podía, pasó una de sus manos por sus cabellos.

Observó una última vez la pantalla de la computadora, comprobando que aún estaban evaluando a otro chico para poco después estirar una de sus manos para así apagar el micrófono.
Una vez apagado soltó un suspiro, mas no pudo relajarse del todo, no cuando tenía a Taehyung de rodillas frente a él, dándole un oral tan increíblemente bueno que no iba a poder contenerse más tiempo.

—¿P-Por qué estás tan ansioso? —preguntó, acariciando con suavidad los largos cabellos de Taehyung.

Colocó una de sus manos en el lindo moño desordenado que el pelinegro se había hecho rápidamente, tirando de él para mermar un poco la desesperación que estaba sintiendo. Logró escuchar sus gruñidos al mismo tiempo en que podía apreciar su ceño fruncido, la manera en la que ahondaba sus mejillas y succionaba con fuerza.

—Dos semanas Park Jimin —Taehyung murmuró después de separarse un poco de él, observandole desde abajo con una sonrisa ladeada y los ojos brillosos—, dos malditas semanas sin poder joder este culo, ¿y tienes el descaro de preguntar?

Jimin frunció el ceño, dispuesto a decir algo al respecto, sin embargo el pelinegro le interrumpió al dejar un beso de lo más húmedo sobre su erección para después bajar un poco más, tirando de sus muslos hasta hacerlo deslizarse un poco sobre la silla, ocasionando que la mesa se moviera y Jimin mirase totalmente asustado hacia la pantalla.
Aunque al parecer nadie se había dado cuenta de el pequeño desliz, no pudo evitar sentirse avergonzado.

Así que queriendo reclamar giró a ver a Taehyung con el ceño aún fruncido, mas ni siquiera pudo pensar en cómo mantener el mismo cuando el pelinegro dió una profunda, larga y lenta lamida a su entrada más que sensible.
Inmediatamente se mordió el labio inferior, colocando ambas manos en los hombros de Taehyung para alejarlo pero no lo consiguió y en cambio sólo obtuvo una palmada que escoció sobre su muslo izquierdo.

—Mi examen —tartamudeó entre jadeos pesados—... Taehyung por favor... mierda.

Aún por encima de los gemidos que comenzaban a salir por su garganta y los húmedos sonidos que Taehyung parecía hacer a propósito para provocarlo, podía distinguir una leve risa totalmente burlona. El hecho de que Taehyung se burlara de él incluso en esa situación le dejaba en claro que lo que pasara no le interesaba, que si era atrapado sería incluso más satisfactorio para él.

—No te estoy impidiendo hacerlo, continúa precioso —Taehyung tentó, dando otra pequeña lamida que le provocó a Jimin una contracción—, ¿o qué? ¿Tienes miedo de que escuchen lo bien que te follo?

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