Estábamos en casa de Tolkien, más específicamente en su cuarto, nos encontrábamos todos en el sillón con una película puesta en la tv. Ya la mayoría se encontraban dormidos a excepción de mí, eran aproximadamente las 5:00am.
Estaba pensando sobre todo lo que pasó el día anterior; la fiesta, nuevas personas, nuevas cosas, absolutamente todo, el pensamiento de haber hablado con Stan siendo el más recurrente. Aún negaba el hecho de haber tenido una plática decente e incluso, me atrevería a decir, muy agradable con él. Pero había otra cosa que me carcomía, mi físico y es que es muy obvia mi anatomía femenina, mi cuerpo y cabello se asemejaban a los del estereotipo de una chica hecha y derecha. Honestamente me dolía mucho, simplemente me gustaría vivir en aquella fantasía de mí y mi cuerpo ideal, hombros anchos, más alto, voz más masculina, cabello corto. Algo me llegó a la mente al momento de decir lo último.
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Me estaba observado en el espejo con unas tijeras en manos, sobrepensaba todos los beneficios y los problemas con respecto a lo que iba a hacer. Terminé por respirar muy profundamente y hacerlo.
-¿Qué mierda acabo de hacer?- Entré en un pequeño pánico, en el suelo yacía un mechón y una cantidad exagerada de lo que solía ser mi cabello, sin embargo, no me estaba arrepintiendo.
Mechón tras mechón, no podía parar, no me importaba una mierda el hecho de que me estuviera cortando mal el cabello solo lo hacía y ya.
-¿Qué haces?- Me sobresalte al escuchar la voz detrás de mi. Tweek estaba en el marco de la puerta algo adormilado pero lo suficientemente consciente- ¿Puedo ayudar?- asentí y el a paso normal fue directamente a mí. Tomó las tijeras, un cepillo y cuidadosamente empezó a cortar y peinar mi cabello.
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