Terrores Nocturnos...

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No puedo respirar.

Mi garganta arde. Mis pulmones no resistirán por más tiempo.

Me asfixió.

Muevo los brazos y las piernas sin control, pero no tengo las fuerzas suficientes para ascender.

Siento la humedad contra mi piel. La succión jalando de mi cuerpo hacías la profundidades. No logro divisar nada, por más que me esfuerce, sólo encuentro oscuridad por dondequiera.

Estoy sola.

Me hundo.

Nadie podrá ayudarme.

Ya no puedo aguantar más.

Voy a ahogarme.

Moriré

Y justo cuando la necesidad me orilla botar el poco aire que a duras penas lograba mantener en mis pulmones, y el agua entra a empujones a mi sistema.

Despierto.

~•~•~•~

Abro los ojos.

Por auto reflejo doy una gran bocanada llenando mi pecho de todo el glorioso oxígeno que pueda.

Mi cuerpo tiembla, el sudor frío me recorre por completo, y el corazón amenaza con salirse de mi pecho, el cual sube y baja con fuerza ante cada desesperada inhalación y exhalación que doy.

Me sentí al borde de la muerte.

Si no hubiera despertado, el terror de la pesadilla seguramente me hubiese provocado un paro cardíaco.

Y hubiese muerto mientras dormía.

Aguardo unos diez minutos hasta que mi corazón regresa a su ritmo natural y la respiración vuelve a ser pausada y tranquila.

Aunque el cosquilleo incesante en mi costado derecho no parece querer cesar y eso me inquieta.

Hace ya un año que las pesadillas comenzaron, y junto a ella el repentino e inexplicable cosquilleo en esa zona de mi anatomía. Y aunque a veces se va y otras es bastante ligero y no molesta, otras, cómo cuando despierto a mitad de la noche trás un mal sueño, se convierte en una sensación incómoda e inquietante. Como si un escalofríos constante se adueñara de ese lugar.

Por inercia meto la mano por debajo de mi camisa de pijama y toca mi piel, como si fuera a encontrar la causa de aquella sensación, más lo único que siento es el frío de mi cuerpo.

Dejo salir el aire con cansancio y giro hacia la mesita de noche junto a mi cama para tantear la superficie en medio de la oscuridad, hasta dar con aquel objeto que tantas noches de paz me a dado y que tontamente me atreví a quitar.

Una vez lo tengo, me levanto a gatas sobre la cama quedando frente a la pequeña ventana sobre el cabezal.

Acerco mis manos hasta el pequeño enganche que mi padre clavó en uno de los bordes que se unen al cerrar, y guindo el regalo de mi madre con sumo cuidado.

El atrapasueños casero de un suave lila, con enredadera de flores, plumas blancas y pierdas negras colgando del fino aro, reluce de forma casi divina con la luz de la luna que atreviese las cortinas.

Pueden llamarme supersticiosa, ingenua y hasta ilusa, pero justo ahora creo fielmente que el objeto que tengo ante mi posee verdadero poder para aplacar los malos sueños.

Después de todo, desde que los tengos y lo guindo sobre mi cama, mis terrores parecen esfumarse dejándome descansar como es debido.

Y nuevamente, tal vez suene exagerado, después de todo es normal tener una que otra pesadilla y mayormente se deben a la inquietud de la mente, y un objeto como el que tengo no debería hacer mucha diferencia, fácilmente las pesadillas pueden irse solas.

Más la historia de mi familia dice lo contrario.

Los malos sueños son un tormento que las mujer de mi familia sufrimos. O eso nos contó la abuela, que le contó mi bisabuela y así. Que toda aquella que lleve nuestra sangre, en algún punto de su vida comenzará a ser atormentada por sus miedos cada noche.

Aunque claro, hay excepciones, pero la abuela cuenta que son tan pocas, que podrían considerarse fácilmente milagros. Cómo el caso de mi tía.

Que pena que mi prima no haya tenido la suerte de su madre. Ella comenzó a tener pesadillas hace ya dos años. Afortunadamente también posee su propio atrapasueños, y a diferencia de mí, ella ni loca se atrevería a quitarlo.

Yo estúpidamente le creí a mi "mejor amiga", que no cree en nada de esto, y me dejé convencer de pasar una noche sin el. Según ella no me pasaría nada y a la mañana siguiente le daría las gracias.

Lo que voy es a darle un dolor de cabeza peor al que poseo ahora.

Aunque me lo merezco, por caer ante sus palabras.

Dejo salir el aire nuevamente con pesadez y me masajeo la sien en un vago intentando por aplacar el molestar.

Debo dormir.

Ojalá pueda.

✨Media Noche✨Donde viven las historias. Descúbrelo ahora