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☆
—¡Luke! ¡Alex! ¿Alguien? ¡Chicos!
Llegué al garaje de un salto, agitada. Di una vuelta observando bien el lugar y no vi a nadie.
Mis hermanos deberían estar en el colegio, igual que Julie, pero los chicos no sabría dónde estaban. Pensé en Luke y di un salto, teletransportándome a lo que parecía un centro comercial.
Me había criado en Los Feliz pero había visto también bastante de Los Ángeles como para saber que ese centro comercial no estaba cerca de casa.
Me estiré sobre la gente, intentando encontrar a alguno de mis amigos pero no funcionó.
—¡Luke! ¡Alex! ¡Reggie!
Obviamente, nadie se giró. Caminé un poco entre la gente, todavía gritando los nombres de los chicos, cuando me encontré a Lucca.
Aún tenía que decidir si de verdad quería hacer eso. Es cierto que me metió en problemas pero aún así no se merecía estar toda una eternidad encerrado en el club de Caleb.
Antes de poder decidirme sobre si hacerlo o no, él se acercó.
—Ailey, lo siento mucho. Fui un idiota la última vez que nos vimos.
—Si, lo sé. Y ahora mismo eres la última persona que quiero ver.
Por razones varias, de verdad no quería verlo.
—Vamos, no seas así. Déjame compensártelo.
—No, gracias.
Y de un salto volví a transportarme al garaje.
—¡Alex, gracias a Dios!
Él se sobresaltó y di un salto de dónde estaba sentado en el sillón.
—¿Dónde estabas? He ido a buscaros incluso a un centro comercial muy raro.
—Si. Hemos ido a un centro comercial de San Francisco, a ver si conseguíamos algún bolo para el grupo.
—¿Ha habido suerte? —Dije sentándome con él.
—No, pero Luke y Reggie se han entretenido con unas personas y yo he decidido volver.
—¿Te apetece dar un paseo?
—Claro, sígueme.
Alex desapareció y cuando pensé en él aparecí en Sunset Boulevard, sentada en un banco junto a él.
—Me refería a algo que no viese todos los días pero, claro. ¿Por qué no?
Miré a mi alrededor tratando de encontrar algo interesante con la mirada pero solo encontré las mismas tiendas, personajes y gente que llenaba Sunset Boulevard todos los días.
